Indicadores Climáticos


Lo que viene, el pronóstico para la semana próxima en la región núcleo

Elevadas temperaturas en la región

Los registros máximos podrían oscilar entre 37° y 39°C.

La región GEA comenzará siendo influenciada por el borde occidental de un sistema de alta presión generando buenas condiciones meteorológicas, vientos del sector norte y elevadas temperaturas, principalmente en la zona centro/norte de la región GEA, donde los registros máximos podrían oscilar entre 37° y 39°C, principalmente hacia el fin del periodo de pronóstico. En el sector Sur los valores serán similares ubicándose entre los 35° y 37°C.

Si bien durante la primera parte del periodo de pronóstico las temperaturas mínimas se ubicarán por debajo de los 20°C, las mismas irán en ascenso con el correr de los días, alcanzando valores entre los 22°C y los 25°C, que provocarán días calurosos, principalmente a partir del domingo 9 de enero.

Hacia el fin del periodo, si bien la confianza del pronóstico es moderada, se espera el arribo de un sistema frontal frio a la región GEA que provocará un aumento de la inestabilidad y la probabilidad de precipitaciones, en principio, poco significativas. Como este sistema frontal avanzará de sur a norte, en la tarde del martes 10 afectará al sur de la región GEA y en horas de la madrugada del miércoles 11 a las zonas centro y norte. Una vez que este sistema se haya desplazado hacia el norte, se espera la rotación del viento al sector Sur acompañado de un incremento temporal de su intensidad.

Las condiciones meteorológicas tienden a mejorar hacia el final del periodo de pronóstico con una importante disminución del contenido de humedad en las capas bajas de la atmósfera.

 

Lo que pasó con el clima en la última semana en la región núcleo

Gran variabilidad de lluvias

Los valores más significativos se ubicaron en la zona Centro/Oeste de la región GEA. El mayor registro, 36mm, se midió en Colonia Almada, en Córdoba, mientras que Hernando y Monte Buey, en la misma provincia, alcanzaron  los 32 y 30 mm, respectivamente. En el este de la región GEA los valores oscilaron entre 5 y 15mm.

Las temperaturas máximas variaron entre los 38° y los 40°C, alcanzando el valor más elevado en Bengolea, Córdoba, donde se midieron 41.2°C, aunque en gran parte de esa provincia los valores fueron superiores a los 39°C. Santa Fe, con máximas que oscilaron en torno a los 39°C, se presentó como una zona de transición ya que en gran parte de Buenos Aires los valores fueron un poco más bajos, aunque también alrededor de los 38°C.

Las temperaturas mínimas, contrariamente a lo ocurrido con las máximas, presentaron los valores más bajos en Córdoba, puntualmente en las localidades de Canals y Guatimozín, donde los registros fueron de 10.4° y 10,5°C respectivamente. En el norte de Buenos aires y sur de Santa Fe las mínimas se ubicaron entre los 13° y los 15°C.

Con este panorama, de escasos acumulados de precipitación y elevados valores de temperatura que favorecen la evapotranspiración, el área de sequía se extiende a casi la totalidad de la región GEA, salvo en la zona oeste donde la humedad del suelo es escasa.

En la mayor parte de la región se requieren, los próximos quince días, acumulados muy significativos de precipitación para alcanzar el estado óptimo de las reservas. El oeste de Córdoba necesitaría unos 120 mm, mientras que el resto de la región debería sumar de 150 a 190mm para lograr condiciones adecuadas de humedad, principalmente en el este de Córdoba y Santa Fe. 

 

Extensión GEA: O de Córdoba, N de Santa Fe, Santiago del E. y Chaco

El inicio del 2023 mantiene el efecto negativo del fenómeno La Niña

El cambio de año no aportó las soluciones que el sector agrícola estaba esperando. Si bien el último día del 2022 se produjo un mayor nivel de actividad atmosférica y una circulación más eficiente para la incorporación de humedad, no hubo una oferta de agua significativa.

El avance de un sistema frontal, el primer día del nuevo año, encontró un clima muy cálido pero poca acumulación de humedad en el centro de la zona núcleo. Este es el motivo por el cual las precipitaciones sobre ese sector fueron, en general, muy modestas, con valores entre 5 y 15 milímetros.    

La franja oeste mediterránea y el centro y sudeste bonaerense recibieron lluvias un poco más significativas, en el orden de los 30 a 50 milímetros. De todos modos, solo provocaron mejoras superficiales insuficientes para una recarga adecuada de los perfiles considerando el déficit hídrico arrastrado.

Después de las precipitaciones se aprecian algunas mejoras en el este de Córdoba y en el sudeste bonaerense, que se constituye como la zona mejor posicionada en cuanto a reservas de humedad. Pero, en general, la primera semana del año mantiene el contexto deficitario que planteó el 2022 para la mayor parte de la región pampeana.

La sequía sigue consolidada y se proyecta a la primera quincena de enero. Los pronósticos de corto plazo no muestran precipitaciones como las requeridas, por lo menos durante la primera década del mes, planteando un escenario cada día más hostil para la campaña gruesa. 

El inicio del 2023 mantiene el efecto negativo del fenómeno La Niña y la mayoría de los modelos predictivos de organismos internacionales, como la NOAA o el CPC, indican una transición a la neutralidad del Pacifico ecuatorial central con una probabilidad del 50% durante el trimestre enero/marzo.

Sumado a esto, la anomalía de la temperatura superficial del Pacifico solo mejoró 0,1ºC en los últimos treinta días (pasó de –1 a –0,9), mostrando un calentamiento mucho más lento de lo esperado, que también sostienen los gráficos de evolución de la anomalía publicados por el IRI (International Research Institute) de la universidad de Columbia.

Con toda esta información concurrente es poco probable que transitemos el mes de enero con lluvias normales. Todavía es posible que el primer mes del año concluya con un balance pluvial más alentador que diciembre 2022, pero valores por debajo de la media difícilmente puedan satisfacer la demanda de los cultivos para su normal desarrollo.

En el inicio del año la sequía se ha vuelto persistente impactando directamente sobre la producción de la gruesa. Si enero termina tan deficitario como los meses precedentes va a ser muy difícil completar el área con potencial para las siembras de segunda y al mismo tiempo se planteará la enorme necesidad de que febrero aporte una cuota de agua que, al día de hoy, los modelos internacionales no estiman que pueda proveer.