La intención de siembra se redujo en la mayoría de las localidades. En donde no disminuye la superficie sembrada se “baja” la tecnología. Esto se agrava por la dificultad en la provisión de insumos a raíz del paro.

Se mantiene un patrón seco con escasas excepciones. Teniendo en cuenta la época del año, estas condiciones iniciales son preocupantes ya que, en el primer metro de suelo, las reservas son escasas. Pueden darse lluvias que promuevan una mejora “superficial” del perfil. Estas mejoras sumadas a un buen manejo permitirían hacer algunas siembras; sin embargo, el riesgo de pasar el trimestre frío con poca humedad es elevado. El patrón seco no sería tan riguroso para las zonas trigueras del este, aunque el contexto hídrico tampoco es el ideal.

Otros factores podrían también retraer la producción. La absoluta incertidumbre del precio a cosecha genera inseguridad a la hora de invertir, por lo que los productores se muestran reacios a aplicar insumos y tecnología. Esto afectará directamente a los rendimientos. Los precios de los fertilizantes y los insumos en general, se incrementan al ritmo de una demanda mundial cada vez mayor, debido a los altos precios de los cereales. Se observa un panorama pocas veces visto previo a la siembra de trigo.

Reserva de agua en pradera permanente al 15/05/2008 Seleccione la imagen para ampliarla