El promedio para la soja de primera en la zona núcleo en esta campaña fue de 24,8 qq/ha vs los 38 qq/ha de la campaña anterior. Debido a las fuertes caídas de rendimiento en extensas áreas, una elevada cantidad de productores de la región tendrá un balance económico negativo. En esas zonas muchos productores no sólo deberán pensar cómo pagar las deudas que les deja esta cosecha, sino también de qué forma se financiarán este año para seguir en la actividad, sobre todo en campos arrendados.

Por otra parte, es inminente la llegada de las fechas de siembra óptimas para implantar el cultivo de trigo. En la zona núcleo comienza la siembra a mediados de mayo con los cultivares de ciclos más largos y se extiende hasta finales de julio para el caso de los cultivares de ciclos cortos. Actualmente, las reservas del perfil van desde regulares a escasas. Estamos atravesando el primer tercio del otoño con elevadas temperaturas medias, las que no se dieron en forma tan sostenida en los últimos 20 años y favorecen la evaporación de humedad, sobre todo en los primeros centímetros del suelo, sin los cuales es imposible la siembra. Este escenario de escasez de humedad, con bajos precios del cereal e inciertas perspectivas de comercialización, es similar al que se vivió la campaña anterior. Esto tiene el agravante de que los resultados fueron pésimos para quienes decidieron implantar trigo el año pasado, y los ánimos continúan en baja. La intención de siembra en este contexto parece haber desaparecido, por lo que es muy difícil proyectar la magnitud de la inexorable caída en superficie sembrada.

 

Otra semana sin lluvias importantes sobre Argentina