INDICADORES CLIMÁTICOS


Lo que viene, el pronóstico para la semana próxima en la región núcleo

Algunas lluvias y luego elevadas temperaturas en la región

Lluvias y chaparrones aislados e intermitentes, principalmente en la zona oeste del área GEA. Los valores de temperatura vuelvan a ascender rápidamente a partir del sábado 14.

El periodo comprendido entre el jueves 12 y el miércoles 18 de enero estará influenciado desde su inicio por un sistema frontal frío que, desde el  norte de la zona GEA, irá desplazándose lentamente. Provocará lluvias y chaparrones aislados e intermitentes, principalmente en la zona oeste del área GEA.

Las precipitaciones estarán presentes desde la primera parte del miércoles 11, aunque con acumulados débiles y dispersos. A partir del viernes 13 regresarán las condiciones meteorológicas estables y se mantendrán hasta el fin del periodo de pronóstico en gran parte de la región GEA, salvo en la zona oeste, donde existe baja probabilidad de ocurrencia de chaparrones aislados e intermitentes entre el lunes y el martes próximo.

Las temperaturas tendrán un leve descenso debido a la irrupción post-frontal de una masa de aire más fría, pero en forma muy temporal. En esta época del año la componente radiativa es muy significativa provocando que los valores de temperatura vuelvan a ascender rápidamente a partir del sábado 14, principalmente en la zona centro y norte del área GEA. Se estima que los valores de temperatura máxima rondarán los 34°C y las mínimas los 20°C hasta el fin de semana, para finalizar el periodo de pronóstico con valores cercanos a los 38°C y 24°C respectivamente.

La circulación del viento inicialmente será preponderante del sector sur con moderada intensidad, pero con el correr de los días, rotará al sector este disminuyendo la velocidad.

Lo que pasó con el clima en la última semana en la región núcleo

Lluvias escasas sobre la región núcleo

 La semana comprendida entre el jueves 5 y el miércoles 11 de enero presentó acumulados de precipitación con cierto grado de homogeneidad en la zona centro/oeste del área de la red GEA, los valores oscilaron entre los 2 a 6mm mientras que en la zona Sur de la provincia de Santa Fe el valor máximo registrado alcanzó los 14 mm en la URT de la localidad de Rufino, mientras que en la URT aledaña, María Teresa, midió los 11.2 mm.

Los valores fueron significativamente inferiores a los necesitados para alcanzar el estado óptimo de reserva de agua. Además, las elevadas temperaturas máximas registradas durante este periodo favorecieron la perdida de agua del suelo. Según la red de observación los valores más altos de temperatura máxima registrados se ubicaron en Santa Fe y este de Córdoba, donde los mismos oscilaron entre los 39° a 41°C. La URT que registró la temperatura máxima más elevada fue la de la localidad de Santa Teresa, con 41,8°C, mientras que en las URT cercanas los valores oscilaron entre los 41° a 41,5°C. Los valores de temperatura máxima más bajos, aunque no dejan de ser elevados, se registraron en la zona sur de la región GEA. Con respecto a los valores de temperatura mínimas oscilaron entre los 13° a 17°C con una distribución heterogénea en la región GEA. El valor más bajo del periodo de pronostico se registró en la URT del Hernando con 13,4°C. Mientras que las temperaturas mínimas más elevadas se registraron en Pellegrini y Pozo del Molle, con 17,4° y 17,3°C respectivamente.

Con este panorama de escasos acumulados de precipitación y elevados valores de temperatura que favorecen la evapotranspiración, el área de sequía se extiende a casi la totalidad de la región GEA. Solo en la zona oeste, sobre Córdoba, la humedad del suelo es escasa. En la mayor parte de la región se requieren, los próximos quince días, acumulados muy significativos de precipitación para alcanzar el estado óptimo de las reservas en el suelo. En toda la región se necesitarían más de 140mm, mientras que en la zona este de de Córdoba y Santa Fe los valores de precipitación necesaria oscilarían entre los 140 a 190mm.

Extensión GEA: O de Córdoba, N de Santa Fe, Santiago del E. y Chaco

“Los pronósticos no indican lluvias significativas hasta el comienzo de la tercera década del mes”

La primera década de enero finalizó con el avance de un sistema frontal desde la Patagonia que provocó inestabilidad y el desarrollo de lluvias y tormentas de mejor desempeño sobre el sur de la región pampeana.

Precisamente fue el extremo sur de la provincia de Buenos Aires donde los acumulados alcanzaron valores superiores a los 40 milímetros, aunque de manera puntual y sobre un grupo reducido de localidades.

Distinto fue el comportamiento en el centro de la zona núcleo, región de las más castigadas por la prolongada ausencia de lluvias, donde el aporte de agua fue mínimo, o incluso inexistente, con montos inferiores a los 10 milímetros.

Hace bastante tiempo que las precipitaciones cubren con mayor eficiencia las zonas del oeste y sudoeste dejando registros muy modestos para la franja central y el este del país.

El 2022 culminó con sequía generalizada cubriendo casi completamente el territorio de producción agrícola nacional. Por el momento todo parece indicar que el primer mes del nuevo año se encamina a convertirse en una continuidad de lo que fue diciembre. Una coincidencia casi perfecta entre las condiciones negativas de la dinámica de escala regional y la persistente restricción pluvial que impone la tercera Niña consecutiva.

Sin lugar a dudas la fuerte presencia que ha presentado este forzante negativo durante los últimos tres años marca un punto de inflexión inédito a la hora de hablar de sequía en Argentina.

La continuidad que mantuvieron las condiciones de escasez hídrica desde el 2020 hasta la fecha, y su impacto sobre las reservas de agua en el corazón de la región pampeana permiten definir, sin exageración alguna, a la campaña 2022/23 como la más seca en más de sesenta años.  

Los pronósticos de mediano plazo no muestran lluvias significativas hasta el comienzo de la tercera década del mes, y los sistemas precipitantes que puedan desarrollarse hasta ese momento se proponen como dispares y sectorizados, con poca probabilidad de que la zona  núcleo logre una recuperación significativa similar a la que ofrecieron las lluvias de principios del año pasado.

La tan esperada neutralidad de la temperatura superficial del Pacifico Ecuatorial Central continúa defraudando las proyecciones apresuradamente optimistas. La principal variable del fenómeno la Niña mantiene una disminución de su enfriamiento más lenta de lo deseado, reforzando el criterio de los modelos de pronostico más conservadores, que proponen un retorno a los valores de neutralidad, y por consiguiente una normalización pluvial plena, más cercana al mes de abril 2023.      

Si esta proyección se convalida con el avance de las semanas, la transición verano otoño se produciría con lluvias normalizadas de acuerdo a las características estacionales.