Hace algunas semanas el Departamento de Energía de los Estados Unidos declaró al cobre como mineral estratégico. Con ello, buscará asegurar su provisión interna de este metal, anticipándose al alza de demanda que se espera en el marco de la transición energética. Se suma así a China, Japón, la Unión Europea, entre otros países, que en conjunto representan más del 65% de las importaciones mundiales de cobre. De ellos destaca China, que por sí sola es el destino de más del 34% del cobre que se exporta en el mundo.
¿Por qué el cobre emerge hoy como un metal estratégico? La respuesta hay que encontrarla en la electrificación, es decir, el proceso en el cual se espera sustituir progresivamente los combustibles fósiles por fuentes de energía renovable. El cobre es esencial para los autos eléctricos, cables eléctricos y molinos eólicos, además de celulares y computadoras.
El cobre es el metal no precioso que mejor conduce la energía. Si bien ya es utilizado en cables y autos no eléctricos, un auto eléctrico requiere cerca de cuatro veces más cobre de lo que necesita un auto a combustible fósil, según datos de la Agencia Internacional de la Energía. No conforme con ello, los molinos eólicos requieren cerca del doble de cobre que el uso de carbón o gas natural para producir la misma cantidad de energía.
En este marco, América Latina es una fuerza muy potente para la extracción de cobre a nivel global. Entre Chile y Perú se explica más de un tercio de la producción mundial de cobre y más de la mitad de las exportaciones mundiales. Y si bien el 85% de la producción de cobre de la región se concentra en estos países, también hay extracción de cobre en México, Panamá, Brasil, Ecuador, República Dominicana, Colombia y Bolivia, de acuerdo con datos de Refinitiv.
Un proyecto de cobre, al igual que uno de litio, toma su tiempo de maduración. Se necesitan años de exploración, autorizaciones, financiamiento y desarrollo de nuevos proyectos. Esto naturalmente recorta la capacidad de la oferta para reaccionar a grandes cambios en la demanda. Y tiene su impacto sobre los precios del metal.
¿Cómo se forman los precios del cobre?
De cobre era el primer contrato de futuros comercializado en la Bolsa de Metales de Londres (LME), que comenzó a operar en 1877. Hoy Londres se mantiene como la principal bolsa del mundo para la operatoria de derivados de cobre. Si bien la capital británica persiste como la plaza de referencia a nivel mundial, también hay operaciones de futuros con cobre en la bolsa COMEX de Nueva York y la bolsa de Shanghai (SHFE).
Tal es la representatividad de los precios del cobre de la bolsa de Londres, que la correlación de estos con los precios de exportación del cobre chileno es elevadísima. En gran parte esto se explica en que los contratos de futuros en Londres implican la entrega física de la mercadería.
El cobre puede comercializarse de variadas maneras, cada una con su correspondiente precio. Como mineral de cobre en un primer agregado de valor, este metal puede transitar por procesos de fundición y refinación que redundan en productos de mayor valor. Mientras el cobre en forma de cátodo tiene un valor que supera los US$ 8.000 por tonelada (siendo esta la forma y calidad que se comercializa en la bolsa de Londres), el mineral de cobre con menor grado de refinación se acerca a los US$ 1.900/tn. La exportación en forma de cátodo, luego del tránsito por la fundición y refinación, implica una comercialización en forma de placas de cobre de alta pureza que se utilizan como materia prima en la fabricación de productos como alambres, autos eléctricos, electrodomésticos y otros productos.
Los precios internacionales del cobre tienen una característica curiosa. Muchos analistas llaman al commodity Doctor Cobre (Doctor Copper en inglés). El doctorado del cobre le daría capacidad de predecir anticipadamente cambios en el ciclo económico global. Existen múltiples estudios que buscan demostrar cómo la demanda de cobre en muchos casos ha funcionado como indicador adelantado de crecimientos o desaceleraciones económicas a nivel mundial (Guo, 2018).
Sin embargo, en términos nominales la proyección de precios del cobre para la próxima década es optimista. Luego de tocar máximos superiores a los US$ 10.000/tn en 2022, el cobre se ha estabilizado levemente por encima de los US$ 8.200/tn. Este valor está cerca de los números de equilibrio que se esperan hacia 2035 (MDP, 2022), lo que da cuenta de la ajustada hoja de balance que se espera en el mundo en los próximos año. Esto abre otra oportunidad para profundizar el desarrollo minero en Argentina.
La oportunidad argentina
Con el cierre de la mina Bajo de la Alumbrera, en Catamarca, el país cumple cinco años sin producir cobre. Esto implica un claro desaprovechamiento de los recursos cupríferos que se estiman para la Argentina. Vale la pena recordar que Argentina pertenece a la misma Provincia Metalogenética que Perú y Chile, los responsables de la mitad de las exportaciones mundiales del cobre. Se llama Provincia Metalogenética a una región en donde existen depósitos minerales metálicos (MDP, 2022).
En este sentido, la Argentina encuentra actualmente 20 proyectos para la producción de cobre en el país. Dentro de los proyectos que se encuentran en etapas de factibilidad, encontramos cuatro proyectos de producción minera y dos plantas SX-EW. La construcción de plantas SX-EW hace alusión a la refinación del cobre a través de un proceso de extracción por solventes y electroobtención (Solvent extraction and electrowinning).
Merece la pena destacar que los proyectos de minería de cobre, si bien se denominan de esa manera, se desarrollan sobre yacimientos que también tienen reservas de oro y plata en menor volumen. Por ello, los proyectos también generan valor con la exportación de dichos commodities mineros.
Una estimación reciente de la Secretaría de Minería da cuenta que la Argentina volverá a exportar cobre en 2026, con una proyección inicial de US$ 814 millones a exportar por parte de los flamantes proyectos en ese año. Sin embargo, la fuerte entrada en producción de más iniciativas ya avizora un volumen exportador de US$ 4.200 millones en 2027 (MDP, 2022).
Sólo con los ocho principales proyectos de cobre en Argentina, la Secretaría de Minería estima exportaciones por cerca de US$ 10.000 millones hacia 2030, y más de ese guarismo si consideramos el oro y la plata que también se exporta por dichos proyectos. A partir de ese año, con los proyectos a plena capacidad y con un esquema conservador de precios, la Argentina podría exportar más de US$ 10.000 millones todos los años.
Por otro lado, una visión más conservadora proviene del BCRA, que estima que el cobre argentino llegaría a un volumen de exportaciones anuales de US$ 6.300 millones en 2030, tomando en cuenta el flujo de inversiones y fechas tentativas de apertura de proyectos (BCRA, 2023). En cualquier caso, no caben dudas el cobre aspira a ser un actor pujante y creciente para la producción y el comercio exterior argentino en los próximos años.
El nuevo desarrollo del cobre argentino es una oportunidad para abastecer una amplia gama de mercados que están transitando su camino a la electromovilidad y a la descarbonización de sus matrices energéticas. Al igual que el litio, las prospectivas exportaciones del cobre argentino pueden llegar desde China, Japón y Corea del Sur hasta Europa, pasando por Estados Unidos.
Bibliografía
* BCRA. (2023). Proyecciones de la balanza comercial 2024-2030. Buenos Aires: BCRA.
* CEPAL. (2021). Cambios en la demanda de minerales: Análisis de los mercados del cobre y el litio, y sus implicaciones para los países de la región andina. Santiago de Chile: Documentos de Proyectos de CEPAL.
* Guo, J. (2018). Comovement of international copper prices, China’s economic activity, and stock returns: Structural breaks and volatility dynamics. Global Finance Journal, 62-77.
* MDP. (2022). Mercado de Cobre. Ministerio de Desarrollo Productivo - Presidencia de la Nación Argentina.
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