La siembra irá cobrando fuerza en las próximas semanas, a medida que aumenten las temperaturas de suelo. En muchas regiones faltan lluvias para recuperar la humedad superficial. Con los pros y los contra, los productores apuestan a un aumento de superficie de entre un 15 y un 20% en promedio en la zona núcleo.

A días del comienzo de la campaña del cultivo de maíz, los márgenes actuales y las posibilidades futuras de comercialización siguen siendo las principales limitantes para la siembra. Éstos no son los mismos que se venían proyectando en la precampaña, principalmente por la gran diferencia que existe entre el FAS teórico (precio de la mercadería al costado del buque), y el obtenido por los productores, en un escenario de poca fluidez y dificultades en la comercialización.

De cualquier manera, el enfoque predominante por parte de los productores, es mantener las decisiones de siembra más allá de las condiciones desfavorables, siendo los factores preponderantes a la hora de la decisión el mantenimiento de la proporción con gramíneas en el planteo de rotación de cultivos, los buenos resultados económicos en campos propios obtenidos en el último año, y las perspectivas alcistas de precios debido a sequía en el hemisferio norte. En este contexto, la superficie maicera se incrementaría con respecto a la campaña pasada entre un 15 y un 20% en promedio en la zona núcleo. Esta proyección se irá definiendo en función de las características climáticas durante el mes de septiembre y los primeros días de octubre, donde se da el grueso de la siembra. Será de mucha importancia la ocurrencia de lluvias que humedezcan los primeros centímetros de los lotes y permitan la implantación, ya que durante el mes de agosto las precipitaciones fueron escasas y, en muchos casos, falta actualmente humedad en superficie, sobre todo hacia el oeste de la región.

Reserva de agua útil para Pradera Permanente al 1/09/2011