Commodities

El maíz local se desacopla de Chicago

Guillermo Rossi

El mercado mundial de maíz continúa presionado por el avance de la cosecha en Estados Unidos y las evidencias de resultados mucho mejores a los inicialmente previstos. Pese a las demoras en la siembra y el clima seco del mes de julio y agosto se lograron rendimientos sorprendentes, que permitirán alcanzar una producción superior a 355 millones de toneladas a nivel nacional. Hasta el momento se estima que la trilla supera el 80% de la superficie.

Ante este escenario, la demanda comenzó a abandonar su letargo y para los próximos meses se avizora mayor consumo forrajero y actividad exportadora, así como también mayor producción de etanol, favorecida por la mejora de los márgenes. Si bien el precio del petróleo ha caído sustancialmente durante los últimos días, muchas fábricas están reanudando la operatoria luego de haber interrumpido su funcionamiento para tareas de mantenimiento.

Los productores norteamericanos se resisten a convalidar el derrumbe de los precios y comenzaron a retener sus cosechas a la espera de mejores valores. Este efecto todavía no ejerció influencia sobre el mercado, pero es necesario prestarle atención a su evolución futura. El primer reporte del USDA estimando inventarios en instalaciones comerciales y de productores se conocerá en los primeros días del mes de enero.

Tras acumular siete caídas en forma consecutiva, los futuros de maíz con entrega en diciembre en Chicago ajustaron ligeramente en alza el día viernes, sostenidos por las cifras de producción y consumo informadas por el USDA en su reporte mensual. Si bien el organismo ajustó al alza el número de producción para Estados Unidos, incrementó en forma simultánea su proyección de consumo interno y exportaciones. Según se consignó, la caída de los precios mejoró la competitividad de la mercadería norteamericana, brindando a los exportadores mejores perspectivas de embarques durante los próximos meses.

Debido a que la demanda absorberá gran parte de la mayor oferta, los stocks al cierre de la campaña –si bien mayores a los previstos en septiembre- quedaron por debajo de las estimaciones promedio de los operadores. Asimismo, la estimación final de producción no resultó todo lo elevada que se pensaba, ya que la mejora en los rindes por hectárea se vio contrarrestada por una corrección a la baja en el área sembrada. Con este ajuste, el USDA tuvo en cuenta que una importante proporción de quienes habían declarado la intención de sembrar maíz no pudieron cubrir la totalidad del área por el clima adverso de abril y mayo.

En el plano mundial, la gran sorpresa del informe fue el ajuste alcista en los inventarios finales de la ya concluida campaña 2012/13, que sumarán oferta adicional por 12 millones de toneladas al ciclo en curso. Si bien se incrementaron los números de producción esperados para Rusia, India y la Unión Europea, la proyección de cosecha en Brasil se redujo en 2 millones de toneladas, reflejando que la caída de los precios domésticos ha desalentado la implantación del maíz tardío, que tiene lugar en enero y febrero.

Por su parte, en la hoja de balance de maíz argentino prácticamente no hubo cambios. La producción del ciclo 2013/14 continúa estimándose en 26 millones de toneladas, aunque con un área ligeramente más elevada y rindes menores a los publicados en el reporte de septiembre. Partiendo de un stock inicial ligeramente inferior al millón de toneladas, la oferta alcanza para exportar unas 18 millones de toneladas y enfrentar un consumo interno de 8 millones.

Sin embargo, fuentes locales continúan observando con preocupación el panorama del maíz de cosecha nueva, puesto que una extensa superficie que no se pudo sembrar pasará al cultivo de soja. Los márgenes se han deteriorado con la pronunciada caída interanual de los precios y la elevación de los costos, planteando enormes interrogantes de abastecimiento. Asimismo, crecerá la proporción de maíz sembrado en forma tardía, lo que retrasará el ingreso de la nueva cosecha y generará una situación muy tirante al momento del –por cierto, extenso- empalme de cosechas.

Este panorama, sumado a la retracción de la oferta de maíz viejo, comenzó a impactar en el mercado, donde los precios desatienden la tendencia externa y continúan trepando. Los valores estimativos que establece la Cámara Arbitral de Cereales de Rosario ya se encuentran por encima de los $ 1.000/ton y superan por 20% a los vigentes a principios del mes pasado, reflejando la tirantez del segmento disponible.

Los consumos se encuentran a la cabeza de la demanda, ofreciendo valores ubicados entre $ 1.000 y 1.070 por tonelada, dependiendo de las condiciones de recibo y pago de la mercadería. En los mercados a término los futuros en período de entrega fluctúan entre u$s 170 y 180 por tonelada, aunque con un volumen de operaciones muy bajo.

Los exportadores acumulan compras por 18,8 millones de toneladas y se encuentran prácticamente retirados de la operatoria. En la plaza sólo se registran negocios puntuales en Timbúes, Puerto Gral. San Martín y Rosario a valores próximos a $ 1.050/ton. El gradual retiro de la exportación puede observarse en el escueto ingreso de camiones a las terminales portuarias de la región, que se ubica aproximadamente en un tercio de los registros de la misma altura del año pasado. Desde marzo hasta el momento el volumen de negocios con maíz ronda las 23 millones de toneladas, quedando muy poco stock en poder de los productores de cara a los últimos meses del ciclo comercial. Sin embargo, el inventario físico disponible hasta el próximo año es suficiente para cubrir el consumo interno, ya que los exportadores mantienen un remanente sin embarcar. Dado que no se avizora la llegada de un aluvión de oferta al mercado que contenga la suba de los precios, la actual coyuntura apunta a que los precios tienen margen para seguir escalando.