Editorial

Balance de como cierra el 2019 para el campo y la agroindustria argentina

Julio Calzada – Bruno Ferrari (Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la BCR)
Mirando positivamente y estrictamente los temas climáticos y productivos, el campo y la agroindustria argentina cerró un aceptable 2019, al no sufrir la producción agropecuaria de la zona núcleo una tremenda sequía como la registrada en el ciclo 2017/18,

 

Mirando positivamente y estrictamente los temas climáticos y productivos, el campo y la agroindustria argentina cerró un aceptable 2019, al no sufrir la producción agropecuaria de la zona núcleo – principal zona productiva de los cultivos de nuestro país – una tremenda sequía como la registrada en el ciclo 2017/18, la peor de los últimos 50 años. El recuerdo del 2018 es imborrable: gran cantidad de lotes quedaron sin sembrar, aumentó el área de abandono, se observaron rindes muy por debajo de los promedios habituales y hubo pérdidas importantes para los hombres y mujeres de campo. 

Afortunadamente este año, la campaña 2018/2019 alcanzó una producción total de granos de 142 Mt siendo un 46% mayor a lo producido en la campaña anterior (97,6 Mt). A su vez, si consideramos los cultivos más importantes de nuestro complejo agroindustrial exportador (soja, maíz y trigo) el valor alcanzado fue de 127 Mt a diferencia de los magros 84,5 Mt del ciclo 2017/18.  

De esta forma, los aumentos en los volúmenes de producción en el complejo agroexportador argentino repercutieron positivamente en nuestras exportaciones en término de valor. Según datos publicados por el INDEC, las exportaciones en los últimos once meses de 2019 aumentaron 5,8% (3.257 millones de dólares) respecto al mismo período de 2018, debido principalmente al incremento en cantidades de 13,3%, ya que los precios cayeron 6,7%. A nivel de grandes rubros exportadores, “productos primarios”, MOA y combustibles y energía aumentaron 28,6%, 3,7% y 2,1%, respectivamente. Todos datos positivos para un país como el nuestro que se apresta a reperfilar y reestructurar su deuda pública externa e interna. 

Otro párrafo de alto impacto para nuestra economía en el 2019 se lo llevó el conflicto comercial entre EE.UU y China que trastocó las relaciones de precios FOB de exportación del complejo sojero a nivel mundial. Este conflicto tiene su contracara: en el ciclo 2017/2018 hizo crecer a la industria oleaginosa de nuestros competidores (EE.UU.) y la de los países clientes de Argentina, en perjuicio de la nuestra, agravada aún más por la falta de soja que tuvimos por la fuerte sequía. 

Si observamos la última campaña 2018/2019, la importante cosecha de soja implicó un aumento sustancial en términos relativos de exportaciones de “Porotos de soja excluidos p/siembra” en detrimento de “Aceite de soja en bruto, incluso desgomado” y “harinas/pellets de soja”, las que aumentaron pero en menor medida. Este fenómeno –entre otras razones- se hizo evidente por la igualdad en las alícuotas de derechos de exportación entre el poroto de soja y los productos industrializados (harina y aceites), al suprimirse el “diferencial arancelario” en setiembre del 2018. Este tema sigue afectando a las exportaciones del complejo soja, ya que desalienta el procesamiento de soja a nivel local y no permite aumentar las exportaciones con mayor valor agregado al resto del mundo. 

Por otra parte, en el 2019 hubo diversos hechos que afectaron al negocio granario, como por ejemplo los desequilibrios macroeconómicos que generaron tensiones comerciales y de financiamiento dentro del sector; los relativamente estables precios internacionales de los granos; o la bajante del Río Paraná, donde el conjunto de terminales portuarias ubicadas en el “Up-River Paraná” comprendido entre Puerto General San Martín y Villa Constitución, sufrieron los bajos niveles del Río dificultando, en algunos momentos, la carga de buques con destino de exportación. 

Un tema de insoslayable interés para los hombres y mujeres de campo en el 2019 fue el cambio de autoridades en el Poder Ejecutivo Nacional, que se desarrolló en un marco de armonía, sana convivencia y estricto cumplimiento de las normas de la democracia.  Luego el sector se preocupó con las modificaciones en el esquema de Derechos de Exportación (DEX) en el complejo agroindustrial, donde a través de la publicación del decreto 729/2019 se readecuó los DEX para todos los productos que exporta la República Argentina. Otros temas que generan preocupación son las modificaciones en el Impuesto a los Bienes Personales, el posible aumento en los derechos de exportación, la creciente presión impositiva en la provincias, las todavía elevadas tasas de interés locales para obtener financiamiento, los costos de flete para las producciones del norte argentino y la falta de obras de infraestructura viales y ferroviarias que imposibilitan disminuir los persistentes altos costos logísticos; entre otros.

 

¿Qué puede esperarse para el año 2020?

La campaña del complejo triguero argentino 2019/2020 ya ha comenzado y “GEA-BCR – “Guía Estratégica para el Agro”- en su última estimación proyectó una buena producción en el orden de las 19,5 millones de toneladas. A pesar de la falta de agua, la producción de trigo será la más alta por el alto nivel de tecnología aplicado por los productores. Si las lluvias hubiesen acompañado estaríamos ante una campaña de 22/23 Mt por el nivel de siembra y la apuesta tecnológica que se hizo este año. Esperemos esto se repita en la próxima campaña. 

Por otro lado, el 2020 iba a arrancar con un escenario incierto en materia climática para la soja y el maíz. Nuestro asesor el Dr. José Luis Aiello junto con el Lic. Marcelo Matías Gil evaluaban hace unos días que la “variabilidad climática” será la principal protagonista. Opinaban que, tal como se viene dando en las recientes campañas, la inestabilidad en las condiciones climáticas a nivel regional (no solo local) resulta en volúmenes de producción complejos de estimar si no se tiene en cuenta el monitoreo de las distintas variables involucradas. En este sentido, el nuevo ciclo 2019/20 no va a escapar a dichos factores climáticos. 

En diciembre, según los informes mensuales sobre cultivos de GEA/BCR, se verificaron retrasos en la siembra de la soja de segunda correspondientes a la campaña 2019/20 por la sequía. Se sumó a lo anterior, el estrés térmico que estaba afectando a dicho cultivo en la provincia de Córdoba. Por su parte, el Maíz 2019/20 estaba en una situación similar, con desmejoramiento de su condición. Pero las lluvias del fin de semana del 28 y 29 de diciembre cayeron como una bendición para toda la Región Núcleo. Los registros más importantes se midieron sobre el este de Córdoba y el sur de Santa Fe, que eran las zonas más necesitadas de agua, ya que tenían reservas de humedad en condición de sequía. Por ejemplo, los acumulados de las estaciones meteorológicas hasta las 8.00 horas del día lunes 30 de diciembre mostraban registros de 120 mm en Monte Buey, 140 mm en Maggiolo, 119 mm en Idiazabal y 102 mm en Rufino. 

De esta forma renació la esperanza en la provincia de Córdoba y sur de Santa Fe. Esperemos que el clima siga ayudando a Argentina y nuestro país pueda tener éxito en los primeros meses del año en el proceso de reestructuración de su deuda pública. Poder normalizar las dificultades macroeconómicas y financieras que se presentan actualmente, serán claves en el desempeño del campo y del sector agroindustrial para el año que viene. Sería muy positivo si se lograse alcanzar una fuerte baja en las tasas de interés que ayude al financiamiento, no solo en el sector agropecuario, sino del resto de los sectores productivos. Este es un aspecto fundamental para consolidar un aumento en la actividad económica.

A su vez, la evolución de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China será determinante en el resultado que podamos obtener respecto a nuestros niveles de exportación, guiado principalmente por el sector agroexportador.