Economía

Los desafíos del mercado laboral en Argentina

Francisco Rubies – Bruno Ferrari - Julio Calzada
Tras la recuperación post-pandemia, los salarios se sitúan al mismo nivel que en 2004, mientras que crecen las modalidades de trabajo por cuenta propia.

 

Salarios reales deprimidos: el nivel es similar al de comienzos de 2004

Si se analiza la evolución de los salarios desde la salida de la convertibilidad, se puede observar una muy fuerte caída post-crisis del 2001, en la que tanto los salarios públicos, privados y no registrados se ajustaron fuertemente. En efecto, entre diciembre de 2001 y diciembre de 2002 los salarios públicos cayeron casi 29%, mientras que los privados lo hicieron un 17% y los no registrados fueron los que sufrieron la peor caída, de 33%.

A partir de entonces, los salarios privados y no registrados se fueron recuperando mientras que los públicos se mantuvieron relativamente estables. Estos últimos comienzan a caer en los últimos meses de 2010, para situarse a mediados de 2012 entre los privados y los no registrados. Se puede identificar agosto de 2013 como el punto en el que los salarios privados llegan a un máximo. A partir de allí la evolución de los distintos índices es similar, estancados en torno a su media hasta 2018, momento en el que comienza la crisis que perdura hasta 2020 y luego es acentuada por la pandemia.

Si bien la pandemia del COVID-19 implicó una caída muy grande de la actividad, los niveles de salarios se mantuvieron relativamente constantes, exceptuando los no registrados, que a partir de 2021 se disocian de los demás y comienzan a caer a un ritmo mayor. 

En términos relativos, hoy los salarios públicos y privados se ubican aproximadamente 25% por debajo de su nivel máximo de 2013, y un 18% por detrás de los valores de principios de 2018. En el mismo sentido, los salarios no registrados, que por naturaleza son más susceptibles a los recortes, cayeron un 44% desde su máximo en 2013 y un 45% si comparamos contra su registro máximo de 2018.

Una radiografía del mercado laboral: alta actividad, baja desocupación y crecimiento de la precarización laboral. El empleo público creciendo, mientras el privado reacciona a los vaivenes del ciclo económico.

Luego de la crisis macroeconómica que comenzó en el segundo semestre de 2018 y se coronó con la pandemia en 2020, el mercado laboral parece haber recuperado todo el terreno perdido, alcanzado nuevos niveles récords en cuanto a actividad, empleo y ocupación, al menos desde 2003.

Como se observa en el gráfico anterior, la Tasa de Actividad se ubica en 48,3%, lo que constituye el valor más alto de la serie, superando el mayor registro prepandemia, que era de 47,7% en el II trimestre de 2019. Por su parte, la Tasa de Empleo se comportó de manera similar, con un gran rebote luego del mínimo registrado en el II trimestre de 2020, alcanzando en el I trimestre de 2023 un valor de 45%, 2% por encima del último registro pre covid-19.

Por otro lado, luego de haber alcanzado un pico de 13,1% en el II trimestre de 2020, algo que no se veía desde el I trimestre de 2005, la Tasa de Desocupación disminuyó a 6,9% en el I trimestre de este año, nivel similar al registrado en el III y IV trimestre de 2015.

Si se analiza el universo de empleo registrado en Argentina, se observa que el total registrado es de casi 13,2 millones de personas para el mes de mayo de 2023. Un 48% de este guarismo es explicado por el trabajo Asalariado Privado, el 26% por el Asalariado Público, un 3,5% de Asalariados Domésticos, 3% de trabajadores Independientes Autónomos, 15% de Independientes Monotributistas y un 4,5% de Monotributistas Sociales.

Esta composición, no obstante, es variable en el tiempo y la pandemia originó cambios en la participación de estas categorías. En primera instancia, se puede observar que mientras el trabajo asalariado privado está muy correlacionado con la actividad y sufre los vaivenes del ciclo económico, el trabajo asalariado público parece ser inflexible a la baja y en los últimos 11 años registró un incremento del 35% o 886 mil puestos de trabajo punta a punta.

Al contrario, el empleo privado alcanzó un máximo local en marzo de 2018 y luego comenzó a descender hasta que la pandemia le puso piso en agosto de 2020. En el trayecto se perdieron aproximadamente 550 mil puestos. A partir de entonces, la recuperación propició la creación de nuevos puestos y hoy nos encontramos levemente por encima del máximo registrado en 2018 (0,3%).

En cuanto al empleo No Asalariado (o por cuenta propia), se observa que la cantidad de trabajadores Autónomos se mantiene prácticamente constante en torno a las 400 mil personas. Por otro lado, encontramos a los regímenes de Monotributo y Monotributo Social, ambos denotan una tendencia ascendente desde 2012, que pareciera acentuarse marcadamente desde inicios de la pandemia, probablemente como respuesta a la caída del empleo formal. Así, la cantidad de Monotributistas pasó de 1,6 millones de trabajadores a principios de 2020 hasta más de 1,9 millones en mayo de 2023, mientras que el monotributo social creció aproximadamente en 230 mil puestos, de 360 a 590 mil personas.

Cabe destacar que estas últimas modalidades de trabajo están muy relacionadas con la precarización laboral, esto puede verse reflejado en la inexistencia de contratos, o contratos de corto plazo, negociación del ingreso básico por fuera del convenio colectivo, ausencia de aguinaldo, entre otros. En adición, en nuestro país existen diversas estimaciones acerca del trabajo no registrado, el consenso que ronda el 50% del trabajo formal. Esto quiere decir, que además de los 13 millones de trabajadores a los que hicimos referencia anteriormente, existen otros 6,5 millones en condiciones de informalidad. Por supuesto, esta última modalidad es incluso más precaria: carecen de la protección de los derechos laborales como vacaciones pagas, seguro de salud y desempleo, pensiones por invalidez y jubilaciones.

Los desafíos en el futuro inmediato

Esta combinación de salarios relativamente bajos, precarización laboral e informalidad, dan a entender que, a pesar de los bajos registros de la tasa de desocupación, Argentina enfrenta grandes desafíos en materia laboral. 

Estos desafíos probablemente se acentúen en el futuro inmediato como resultado de la merma en la actividad económica y los problemas  macroeconómicos en curso.