Commodities

Harina y Aceite de soja: perspectivas para la nueva campaña

Guido D’Angelo - Emilce Terré
Qué pasa con la producción, el comercio y los precios de dos productos estrella de las exportaciones argentinas. La importancia del abastecimiento interno en grandes países. En precios, persiste la cautela que viene después de la euforia.

 

Nuestro país se destaca como principal exportador global de harina y aceite de soja en vista de dos elementos clave de su economía. En primer lugar, dispone del complejo oleaginoso más importante del mundo, enclavado en Gran Rosario, y en segundo lugar, el consumo interno de estos dos productos es escaso en relación a la producción total, lo que permite un importante saldo exportable.

La harina de soja, en particular, es el principal producto de exportación de nuestro país, y central como insumo para producir alimento balanceado para animales y concentrados proteicos. Por su parte, el aceite de soja es de utilidad para producir desde productos medicinales, como antibióticos, hasta productos alimenticios como aceites de cocina y aderezos, cosméticos, y una larga lista de etcéteras. Cada tonelada de soja puede aprovecharse entre un 70-80% para la producción de harina y en un 20-30% para la producción de aceite, pudiendo tener el conjunto un porcentaje de desperdicio.

A continuación, presentamos el Balance de Oferta y Demanda de Harina y Aceite de Soja que elabora la Bolsa de Comercio de Rosario, con las estimaciones para el ciclo que se cierra y las proyecciones para los próximos 12 meses, contados desde el 1ro de abril.

Argentina vuelve a picar en punta en el mercado mundial de la harina y el aceite de soja

La República Argentina proyecta cerrar su campaña 2020/21 nuevamente como máximo exportador mundial de harina y aceite de soja. La nueva campaña espera encontrar al país exportando el 40% de la harina comerciada en el mundo. Para el caso del aceite, se espera llegar al 46% del mercado mundial.

Sin embargo, una cosecha de soja recortada a la baja impacta con fuerza en la serie de factores que colaboran en esta estimación bajista de exportaciones. Además, la incertidumbre en torno a la demanda interna por los biocombustibles y la incertidumbre respecto de la sanción de una nueva ley de promoción, pondría un freno a las inversiones potenciales del sector. No se esperan grandes cambios en la demanda de harina de soja de los principales clientes de la Argentina, como la Unión Europea y países del Sudeste Asiático, por lo que la baja tanto productiva como exportadora parece relacionarse más con la reducción de la cosecha.

El comercio internacional de harina de soja es equivalente a cerca del 25% de la producción global, lo que muestra la relevancia de la producción para consumo doméstico de este producto del complejo soja. Lo mismo sucede con el aceite de soja, siendo comerciada en el mercado mundial cerca del 20% de la producción global.

En este marco, esta nueva campaña espera un crecimiento del consumo global de aceite que proyecta a China, Brasil y la India encabezando la demanda mundial, lo que también ajusta levemente al alza la producción mundial. 

No debe perderse de vista el mercado indio y sus potencialidades. Argentina exportó más de 3 Mt de aceite de soja a la República de la India en la campaña 2019/20. El país asiático es el destino de cerca de la mitad de las exportaciones totales de aceite. Recientemente la India subió sus aranceles a la importación de aceite de palma. Siendo este aceite competidor del aceite de soja para muchos rubros, la suba de aranceles es una oportunidad adicional para la colocación de más productos argentinos en los mercados mundiales.

Por otra parte, el paro de puertos argentinos que atravesó el mes de diciembre de 2020 limitó considerablemente la generación de negocios y trasladó parte de la demanda de harina y aceite a los Estados Unidos. No obstante, aún con niveles récord de crushing y un elevado consumo de stocks de poroto, el país norteamericano no pudo compensar la baja temporal en las exportaciones argentinas. Esto aminora este panorama bajista para las exportaciones de aceite de nuestro país en esta nueva campaña.

La producción mundial de harina y aceite: el abastecimiento interno como elemento clave

Tanto en la producción de harina y soja se destacan China, Estados Unidos y Brasil en el podio. Estos tres países son verdaderos gigantes demográficos: en el gigante asiático residen más de 1.400 millones de personas, en el país norteamericano más de 300 millones y a nuestro vecino socio comercial lo habitan más de 200 millones de personas.

En este marco, estos productores de peso utilizan estos subproductos de la soja eminentemente para su abastecimiento interno. Sus grandes poblaciones estimulan la demanda de harina y aceite de soja al consumir ganado porcino, biocombustibles y otros productos que se elaboran con estos insumos claves.

 

 

Al igual que en la campaña anterior, este nuevo año comercial encuentra al fortalecido crecimiento económico de China como vector para a la demanda mundial de aceite y harina de soja. No obstante, estos números optimistas de producción global partieron originalmente de perspectivas aún más optimistas. Las proyecciones tanto del USDA así como de Oil World han ido recortando la producción global de aceite y harina de soja en función de los brotes de Peste Porcina Africana en China, la potencial reducción del ganado porcino en los Estados Unidos y la presión alcista de los precios del poroto de soja en la industria.

Precios internacionales: la cautela que le sigue a la euforia

Desde marzo del 2020, el aceite de soja acumula subas en torno al 84% en sus precios, mientras que la harina muestras alzas superiores al 35%. El aceite llegó a valores que no se observaban desde agosto del 2012, en tanto que la harina llegó en marzo a sus máximos valores en 7 años, tal como puede verse en el gráfico adjunto. 

De acuerdo con Oil World, persiste el optimismo por el mantenimiento de estos buenos precios para la industria procesadora. No obstante, las alzas que también se observaron en los precios internacionales del poroto de soja, insumo clave de la industria, limitan la mejora de los márgenes de procesamiento.

A pesar de las diferentes cuarentenas que se observaron y observan a nivel global, la producción ganadera y de biocombustibles espera seguir impulsando la demanda de aceite y harina de soja, lo que llevó en 2020 a las importantes subas de precios. No conforme con ello, una proyección de menos producción mundial de aceite de girasol estimularía aún más las alzas en el aceite de soja, siendo ambos aceites productos competidores en muchos rubros.