Economía

El FMI advierte que el crecimiento de la economía mundial se desacelera a su menor ritmo desde la crisis financiera internacional

Franco Ramseyer – Emilce Terré
En un escenario de guerra comercial entre Estados Unidos y China, incertidumbre en torno al BREXIT, conflictos geopolíticos y desequilibrios macroeconómicos en algunos países emergentes, la economía mundial crecería en 2019 a su menor tasa desde el 2009.

 

En su última edición de “Perspectivas de la Economía Mundial”, publicada el día 15 de octubre del presente, el Fondo Monetario Internacional corrigió a la baja en 0,3 puntos porcentuales su estimación para el crecimiento de la economía mundial en el año 2019 respecto al informe de abril. Hoy se espera una tasa de crecimiento del 3%, que sería la más baja desde la crisis financiera internacional de 2009. 

Muchos son los factores que suman sus fuerzas para limitar el crecimiento económico. Uno de los principales atenuantes es el tan mencionado conflicto comercial entre las dos mayores potencias del mundo: Estados Unidos y China, que entre 2018 y 2019 se han venido aumentando recíprocamente los aranceles a la importación de manera escalonada, tensionando no sólo su propio intercambio bilateral, sino también las cadenas globales de valor y generando además problemas de incertidumbre que perjudican el desarrollo de inversiones en muchos países. También se identifican dificultades coyunturales en muchas economías de mercados emergentes y problemas estructurales de las economías avanzadas tales como el envejecimiento poblacional y el estancamiento de la productividad. 

La desaceleración de 2019 está liderada por el sector manufacturero y por los obstáculos al comercio internacional. Más allá de los problemas de confianza y pérdida de inversión, también hubo algunos factores adicionales que contribuyeron al congelamiento de la industria, como por ejemplo nuevas normas de emisión en la Unión Europea y en China. Esta dinámica está contrarrestada por el sector de los servicios, que crece vigorosamente, dando sostén al nivel de empleo en muchos países.

En cuanto a las perspectivas para el año 2020, las mismas también han sido revisadas a la baja. Con una reducción de 0,2 puntos porcentuales en relación al informe de abril, el Fondo estima que la economía mundial tendría un leve repunte el año próximo logrando un crecimiento del 3,4%. A diferencia de la desaceleración del 2019, que es sincronizada, la recuperación del 2020 no sería generalizada y estaría traccionada principalmente por las economías de mercados emergentes de América Latina, Oriente Medio y Europa que se encuentran sometidas a tensiones macroeconómicas. Dentro de este grupo, algunos países lograrían crecen a buenas tasas mientras que otros, como Argentina y Venezuela, sólo lograrían achicar su recesión actual.

Tras la recuperación de 2020, en el mediano plazo los pronósticos del organismo son de crecimiento moderado, proyectándose en 3,7% para el año 2024. Estos pronósticos no están exentos de riesgos a la baja: algunos de los que menciona el informe son un posible recrudecimiento en las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos; la amenaza que se produzca una salida desordenada por parte del Reino Unido de la Unión Europea Reino (es decir, sin mediar acuerdo entre las partes); un aumento de las barreras comerciales y conflictos geopolíticos; o que no logre mitigarse adecuadamente el cambio climático.

A nivel gubernamental, el FMI da mucha importancia a la aplicación de políticas monetarias y fiscales que ayuden a dar dinamismo a la actividad económica de los países, siempre que el contexto permita ejecutarlas sin generar desajustes macroeconómicos. La ausencia de presiones inflacionarias ha permitido que algunos bancos centrales relajen sus tasas de interés, fomentando tanto el consumo como la inversión. Además, países como China y Estados Unidos dieron estímulos fiscales a sus economías para contrarrestar los efectos nocivos de la guerra comercial. De no haber mediado estas políticas, el organismo estima que el crecimiento mundial sería 0,5 puntos porcentuales más bajo tanto en 2019 como en 2020 (es decir, de 2,5% y 2,9% respectivamente). 

Economías avanzadas 

La tasa de crecimiento de las economías avanzadas en su conjunto viene presentando una tendencia decreciente en los últimos años, producto de las dificultades estructurales generadas por el envejecimiento poblacional y los escasos aumentos de productividad. En el año 2019, este grupo de 39 países presentaría una disminución en su tasa de crecimiento del 26% en relación al año anterior y se ubicaría en un 1,7% interanual. Hay una serie de factores que han provocado esta merma, tales como nuevas disposiciones sobre emisiones en la zona del euro que han impactado sobre la producción automotriz, principalmente en Alemania, o la incertidumbre en torno al BREXIT, el que se teme que pueda llegar a darse de manera desordenada, sin mediar un acuerdo con el resto de la Unión Europea. A todo esto se suma, por supuesto, el agravante de la guerra comercial EE.UU. – China, con sus consecuencias adversas en el comercio internacional y en las cadenas de agregado de valor.

Tanto la Reserva Federal de los Estados Unidos como el Banco Central Europeo, entre otros, han optado por políticas monetarias más expansivas que permiten que las tasas de crecimiento de este grupo de países no caiga por debajo de las cifras observadas, que de por sí son bastante débiles. 

En tanto, en el año 2020 la tasa continuaría su rumbo bajista levemente, previéndose un crecimiento económico del 1,6%, alrededor del cual las tasas se estabilizarían para el mediano plazo, cuando se espera que un moderado repunte en la productividad sea contrarrestado por la disminución de personas en edad de trabajar.

   

Economías de mercados emergentes y en desarrollo 

Este grupo de 155 países ha encontrado dificultades para sostener su ritmo de expansión en el año 2019, como consecuencia de los cimbronazos recibidos por el tensionado comercio internacional a partir del conflicto comercial de China y Estados Unidos. Por otra parte, algunos Estados han enfrentado severos desequilibrios macroeconómicos que desataron procesos recesivos o tasas muy bajas de crecimiento. Así dadas las cosas, este año el crecimiento tocaría un mínimo de 10 años, estimándose en 3,9%, 0,5 puntos porcentuales por debajo de lo estimado en el reporte del mes de abril.

Una parte importante de la desaceleración del crecimiento mundial de los años 2017 y 2018 estuvo explicada por las fuertes tensiones que sufrieron algunos países que se encuentran dentro de este grupo de economías emergentes, a saber, Argentina, Irán y Turquía. Asimismo, la recuperación de estos será fundamental para el repunte del crecimiento global. El Fondo afirma el recupero de estas tres economías sumado al de Brasil, México y Rusia serán generadores de más del 70% de la recuperación mundial prevista para 2020. Cabe mencionar que en el caso de Argentina y Venezuela, no se espera que la economía retome el sendero de crecimiento en el año 2020, pero al menos se reduciría la magnitud de sus recesiones.

En conjunto, para el año 2020, los mercados emergentes y en desarrollo repuntarían al 4,5%, y en el mediano plazo se estabilizarían en torno a un 4,8% anual para 2024. El informe destaca que las economías emergentes y en desarrollo de Asia siguen siendo el principal motor de la economía mundial. Respecto de China, se espera que continúe el proceso de desaceleración estructural comenzado en el año 2008. Cabe recordar que este país crecía al 14% interanual en el año 2007. Se espera que en 2019 el crecimiento chino sea del 6%, presionado por las tensiones comerciales con Estados Unidos, el aflojamiento de la demanda externa y un aumento de regulaciones cuyo objetivo es reducir el endeudamiento. Hacia el año 2024, el crecimiento iría mermando hacia un 5,5%. Por otro lado, India se encuentra en un sendero de crecimiento: se espera que crezca al 6,1% en 2019, repuntando al 7% en 2020. La economía de la India está respaldada por una gran intervención estatal, que realiza políticas monetarias y fiscales expansivas. Dentro de sus medidas recientes se incluyen programas de fomento al consumo rural, reducción de impuestos y disminución de tasas de interés.