Análisis: un precario balance cambiario marca el paso de la economía argentina
El primer trimestre del año evidenció los problemas macroeconómicos que sufre Argentina, los cuales se acentuaron en el mes de Abril. El gobierno venía cumpliendo las metas trimestrales sin grandes problemas, salvo el objetivo de acumulación de reservas que se fue complicando desde mediados del año pasado y fue lo que motivó la realización del Programa de Incremento Exportador (“dólar Soja”) que permitió llegar a los objetivos propuestos de Sep./22 y Dic./22. Este año, se comenzó con bajos stocks de granos en conjunción con una sequía histórica que imposibilitó cumplir la meta de marzo, donde al mismo tiempo el desequilibrio fiscal fue importante y no permitió lograr los objetivos propuestos por una amplia diferencia. Es decir, bajo los criterios actuales la revisión de junio de 2023 del FMI no se sobrepasaría en absoluto, lo cual llevó a que se inicien conversaciones para revisar todo el programa de Facilidades Extendidas con el organismo internacional.
Al 30 de abril las reservas brutas alcanzaron los US$ 35.001 millones, US$ 4.000 millones menos que al iniciar el mes. Para encontrar otro registro similar nos tenemos que remontar a octubre de 2016. Las reservas netas, por otro lado, superaron levemente los US$ 1.300 millones, por lo que se pone en problemas el poder de fuego de la entidad a la hora de intervenir en el mercado cambiario.
Con relación a estos números, el BCRA ha publicado el Balance Cambiario del mes de marzo. El mismo nos brinda información precisa sobre cuáles son los ingresos y salidas de divisas que redundan en la variación final de las reservas internacionales brutas. Tal como se puede observar en el siguiente gráfico, el Banco Central perdió US$ 5.537 millones en el primer trimestre del año, el peor comienzo del año desde 2006.
Este fenómeno es explicado mayormente por el déficit comercial de la cuenta Servicios, que arrojó un resultado negativo por US$ 2.244 millones, por la partida de Ingreso Primario que registró un déficit de US$ 2.925 millones y por la Cuenta Financiera que anotó un déficit de US$ 1.098 millones.
Por otra parte, a pesar del desembolso de 5.383 millones por parte del fondo en el marco del programa de facilidades extendidas, la cuenta financiera exhibió un déficit de 1.098 millones de dólares.
En particular, la gran caída en la liquidación de divisas del sector agroindustrial es el principal escollo del Balance Cambiario. El sector Oleaginosas y Cereales liquidó solamente US$ 2.262 millones en el primer trimestre de 2023. Este guarismo significó una disminución de 74% respecto a la liquidación del primer trimestre de 2022, mientras que se situó un 52% debajo de la liquidación promedio para el período 2003-2021. Cabe destacar que este sector es el más dinámico en término de exportaciones y el que más contribuye en términos de ingreso de divisas.
En este sentido, la liquidación neta de divisas del sector fue US$ 6.444 millones menos que el año pasado, lo cual es una cifra muy importante. De haberse sostenido la liquidación de dólares de la agroindustria la situación cambiaria sería mucho más equilibrada. El ingreso neto de dólares por cobros/pagos de exportaciones netas de bienes fue de solo US$ 239 millones, aunque en marzo la cuenta corriente marcó un déficit de US$ 747 millones, algo que no se veía desde marzo de 2018, cuando se alcanzó un déficit de US$ 181 millones.
Esta escasez de divisas ya está impactando en la actividad económica, que ha demostrado una desaceleración en los últimos meses. La elasticidad producto de las importaciones mayor a uno en Argentina significa que para que la actividad pueda aumentar, las importaciones deben hacerlo más que proporcionalmente. Eso implica que para mantener el dinamismo económico se debería al menos mantener el nivel de importaciones del año pasado, hipótesis poco plausible si tenemos en cuenta la dinámica actual.
Si bien en el Presupuesto Nacional para 2023 se proyectaron exportaciones e importaciones por 103.523 y 95.772 millones de dólares, respectivamente, lo que se traduciría en un superávit comercial de US$ 7.751 millones, tal escenario parece poco probable.
Además del ajuste de las cantidades exportadas, principalmente del sector agroindustrial debido a la sequía, debe ponderarse la disminución de los precios internacionales de los productos de exportación, por lo que se estima que las exportaciones se sitúen en torno a los US$ 76.000 millones, guarismo similar al del año 2021, con lo cual no se alcanzaría el nivel proyectado de importaciones, impactando esto directamente en la actividad económica de 2023.
Al analizar la evolución del indicador de actividad económica, ya se muestran signos de ralentización y estancamiento económico luego de la recuperación post-pandemia que, como se observa en la serie desestacionalizada, alcanzó un máximo local en agosto de 2022 y a partir de allí comenzó a descender.
Dicho esto, se espera que la dinámica económica en lo que resta del año se vea limitada por la escasez de divisas en conjunto con los otros males que sufre la macroeconomía argentina: alta inflación, déficit fiscal y cuasi fiscal e incertidumbre por las elecciones presidenciales.