¿Qué es el Pacto Verde Europeo y qué impacto podría tener sobre nuestras exportaciones?
¿Qué es el Pacto Verde Europeo?
El calentamiento global emerge como una amenaza existencial para la humanidad, lo que lleva a los estados del mundo a plantear políticas de transformación para evitar que se profundice la crisis climática. En este marco, el Pacto Verde Europeo (European Green Deal) es un set de políticas y medidas que busca “reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, invertir en investigación e innovación de vanguardia y preservar el medio ambiente natural de Europa” (Comisión Europea, 2021).
El Pacto Verde dispone de dos objetivos fundamentales. En primer lugar, a mediano plazo, se plantea reducir en un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero (principales provocadores del calentamiento global) respecto de los niveles de 1990 para el 2030. A largo plazo, se espera llegar a la neutralidad de carbono para 2050. Hablar de neutralidad de carbono no implica que desaparezcan las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que el total de dióxido de carbono que se emita sea compensado con captura de carbono.
La reconversión ambiental de la Unión Europea se enmarca en el relanzamiento del bloque luego de la salida de Gran Bretaña en 2020. El Pacto Verde aborda aspectos financieros, industriales, energéticos, logísticos y relativos a la agricultura, entre otros. Para cada uno de estos aspectos propone un conjunto de políticas con sus correspondientes financiamientos. Por ejemplo, además de la progresiva transición de matriz energética, se están realizando sustanciales cambios en la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión, en pos de hacerla más sostenible.
¿En qué consiste la normativa europea sobre deforestación?
El Pacto Verde Europeo ya comenzó a implementarse. Dentro de las múltiples aristas y políticas que aborda, en las últimas semanas se planteó una nueva normativa relativa a la deforestación. Si bien la Unión Europea ha prohibido la deforestación de los ecosistemas dentro de su territorio, la llamada deforestación importada ha sido planteada como un problema sustancial al interior de ésta. Es decir, se argumenta que si bien la deforestación en la Unión es mínima o inexistente, muchos productos importados por la UE son producidos a partir de una creciente deforestación del suelo.
Carnes, cacao, café, palma, soja y madera son los productos que la Unión Europea observa con atención en tanto su producción puede tener parte de responsabilidad en la deforestación. Consecuentemente, la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la UE) ha elevado al Parlamento Europeo un proyecto de reglamento que incluiría la prohibición de la compra de estos productos y sus derivados si provinieran de suelos deforestados después del 31 de diciembre del 2020. La lógica de la normativa no intenta evitar el comercio de productos provenientes de zonas deforestadas ilegalmente, sino de cualquier zona deforestada a posteriori del 2020.
A lo largo de este mes se espera la publicación de los detalles legales de la medida. Una vez que se conozca el texto completo, quedará en manos del Parlamento Europeo y allí se definirá si corresponde a las competencias exclusivas o a las competencias compartidas de la Unión Europea (UE). En el primer caso, que es en realidad el escenario más probable, en tanto es pertinente a las características de la unión aduanera, con la aprobación de la normativa la misma ya tiene carácter vinculante. No obstante, si quedara dentro de las competencias compartidas de la UE, deberá ser ratificada por cada parlamento nacional de cada miembro.
Con el borrador publicado hasta ahora, las empresas deben demostrar que los productos que venden en el mercado común no están vinculados a ninguna actividad de deforestación a través de imágenes satelitales. La certificación de no deforestación también podrá provenir de auditorías de campo, certificación de proveedores o pruebas de isotopos. Cada país dispondrá de competencias de control e inspección de importaciones con el fin de controlar el origen de los productos. Caso contrario, los importadores enfrentarán multas de hasta el 4% de su facturación anual, además de posibles confiscaciones de productos, entre otras penalidades.
Si bien es una amenaza que podría materializarse recién en dos años, considerando el tiempo promedio de aprobación de una normativa europea, es una amenaza latente que podría afectar en el mediano plazo a las exportaciones argentinas. Estas exigencias ambientales son impuestas generalmente a países con un cierto desarrollo económico y un nivel de emisiones acumuladas considerablemente menor al de la Unión Europea.
¿Cómo se ven afectadas nuestras exportaciones?
La Argentina debe seguir con atención esta agenda de la que no es partícipe de su elaboración ni de su implementación. La Unión Europea es un socio estratégico de la República Argentina, importante inversor y destino de más del 9,3% de las exportaciones totales argentinas en lo que va del 2021.
El comercio con el bloque europeo viene creciendo sostenidamente este año, con importantes alzas en la exportación de la harina y los pellets de soja, además del biodiesel, los camarones y langostinos. La carne bovina, la harina y los pellets de soja son bienes que quedarían comprendidas dentro de la normativa de deforestación europea. Consecuentemente, casi el 44% de las exportaciones argentinas a la Unión Europea deberían confirmar que provienen de zonas libres de deforestación. El biodiesel y el maní han quedado fuera de las inspecciones, pero no se descarta que en un futuro puedan agregarse a la normativa.
La normativa europea sobre deforestación no es la única política del Pacto Verde Europeo que podría afectar las relaciones económicas con el bloque. No debe dejarse de lado que en el corto plazo se definan nuevas medidas relativas a la emisión de gas metano en la Unión Europea. Esto podría afectar nuestras cuotas de exportación de carne a la UE, incluyendo los acuerdos de Cuota Hilton y Cuota 481.
Además, como bien se destacó en un reciente seminario organizado por la Cancillería Argentina, la tarificación de carbono para el transporte marítimo es otra amenaza en ciernes para las exportaciones argentinas. A partir de 2023 las compañías navieras deberán entregar permisos que progresivamente cubrirán las emisiones generadas por la logística exportadora. La compra de dichos permisos implica un financiamiento de la transición desde los países en desarrollo hacia los países desarrollados. Éstos últimos, además de ser mayores emisores de dióxido de carbono que los países en desarrollo, son también responsables de las emisiones acumuladas a lo largo de los últimos siglos. Finalmente, también es posible que otros países copien el modelo de la UE, extendiendo las nuevas normas a otros mercados.
No obstante, existen también oportunidades en el horizonte. La normativa europea de deforestación afectará sustancialmente las importaciones europeas de aceite de palma. Con importaciones proyectadas por casi 7 Mt, la Unión Europea espera en esta campaña importar el 13,5% del aceite de palma del mundo, manteniendo su posición como el tercer mayor importador, detrás de India y China. El aceite de palma tendría un panorama muy complejo en lo relativo a demostrar que no proviene de zonas deforestadas, un problema mucho menor para el aceite de soja.
De esta manera, podría vislumbrarse una nueva oportunidad de inserción externa para el aceite de soja argentino. Además, el hidrógeno y el litio emergen como industrias clave para la transición energética. Mientras más se avance en la promoción de exportaciones y de estas relanzadas industrias, más profunda será la inserción argentina en las nuevas agendas medioambientales.
En el idioma chino, la palabra crisis se escribe 危机 (Wéijī). Ésta está formada por dos caracteres: el primero, Wei, significa peligro y el segundo, Ji, significa oportunidad. Sin dudas, la transformación del modo de vivir, producir y comercializar en el mundo, atentos a la agenda medioambiental, representa para nuestro país la oportunidad de erigirse como proveedor confiable de los productos y el know how que el mundo demanda. El Programa Argentino de Carbono Neutro (PACN), la adhesión a la Red de Buenas Prácticas Agropecuarias (Red BPA) y su difusión, las iniciativas en bioeconomía y economía ambiental tal como la Visión Sectorial del Gran Chaco Argentino (ViSeC), son algunas de las iniciativas que esta Bolsa de Comercio impulsa para asegurar que Argentina sea reconocida en el mundo por su esfuerzo en asegurar el desarrollo sostenible para todas las generaciones que nos sucedan.
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