La BCR presenta su colección de arte en una muestra 100% virtual con creaciones de reconocidos artistas rosarinos

De la colección de la Bolsa para esta muestra se han seleccionado algunas obras de artistas nacidos en Rosario y de otros que desarrollaron su obra en esta ciudad.

Si nos atenemos a la época en que nacieron nos encontramos con dos que son de 1899, Alberto Pedrotti y Luis Ouvrard, dos de 1901, Eduardo Barnes y Julio Vanzo; de 1910 a 1920, Carlos Uriarte, Ambrosio Gatti, Hugo Ottman; de la década del 30, Rubén de la Colina y Miguel Ballesteros que nunca quiso decir cuando había nacido. A este conjunto se agregan Montelar, la escultora Nelly Giménez Vallana y otros más jóvenes, Carlos Andreozzi y Luchi Collaud.

 Sobre las obras

Rosario, entre el río y el campo, Gatti y Uriarte nos hacen vivir la playa, con un pescador sentado en su barca el primero y con caballos y personas el segundo; a la pampa la tenemos reflejada en el muy colorido trigal de Montelar que está a punto de ser cosechado. Otro gran tema que concierne a nuestra ciudad, el puerto, está representado por dos obras, una de Ouvrard y otra sin firma (se supone que es de Uriarte) donde cabe destacar la presencia de trabajadores portuarios que dan tanto movimiento y vida a ambos cuadros. El puerto de Vanzo es una escena donde la luz irrumpe en medio de la oscuridad donde se encuentran los barcos, algunos parecen amarrados y otros navegando, quietud y movimiento.

La montaña tan lejos de Rosario está presente en Uritorco de De la Colina, en Caserío norteño de Uriarte y en forma más imaginaria en Pedrotti y en Ottman, Norteño sugestivo. Collaud también nos conduce a un mundo más onírico donde se destaca un tenedor gigante y en planos posteriores hay personas entrando por puertas a un aparente bosque, la obra encierra fantasía y misterio.

Otras obras muestran personas, Vanzo en su grabado Baile criollo, el pescador en primer plano de Gatti, una espléndida escultura en madera de Barnes que representa a su esposa.

Si ubicamos juntas la naturaleza muerta de Ottman, el Uritorco de de la Colina  y la escultura de Giménez Vallana observamos un volumen liviano, otro macizo y el tercero que deja huecos por donde pasa la luz, distintas formas de tratar el contenido de una imagen curva. En el plano de la abstracción la pintura de Ballesteros inspira orden, paz, pureza mientras que la de Andreozzi, simboliza el caos o tal como la denominó lo irracional.

El título de la escultura de Giménez Vallana que se encuentra frente a la entrada  del edificio de la Bolsa por la calle Paraguay nos recuerda que estamos a la espera de nuevas exposiciones y de todos quienes quieran concurrir a verlas.

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