Commodities

La agroindustria argentina en el contexto de la pandemia del coronavirus

Emilce Terré
Argentina tiene el desafío de enfrentar esta pandemia desde su rol de abastecedor clave de alimentos para el país y el mundo. El sector público y privado aúnan esfuerzos para garantizar el derecho humano a la seguridad alimentaria en este tiempo aciago.

 

Esta semana, el número de infectados en el mundo con COVID-19, cepa del coronavirus descubierta hace poco más de tres meses, superó el millón de personas, y el número de decesos quebró la barrera de los 50.000. Día a día crece la toma de consciencia en el mundo acerca que esto no se trata de “una gripe más” sino que la pandemia avanza implacable dejando tras de sí un vendaval de crisis sanitaria, social y económica, ante la cual la humanidad toda debe aunar esfuerzos para ponerle coto. 

Sin dudas, preservar la salud de las personas es el objetivo primordial insoslayable. Ello hoy requiere acatar las normas de distanciamiento social que dicta la política en base al doloroso aprendizaje que dejaron las primeras naciones severamente afectadas por el coronavirus y las recomendaciones científicas, con el objetivo que moderar la tasa a la cual aumenta el número de infectados. Es sabido que de dicho total, un pequeño porcentaje presentará los síntomas más severos requiriendo internación y, en casos más extremos, intubación. Si el número de infectados crece demasiado rápido, las instalaciones sanitarias existentes no logran dar abasto para tratar a las personas que requieren hospitalización. Si el número de infectados crece más suavemente, en cambio, mejora la posibilidad que el sistema sanitario pueda atender a todos los pacientes en mejores condiciones, al mismo tiempo que brinda más tiempo para prepararse para el pico de la pandemia adquiriendo material y poniendo a punto instalaciones.

Sin embargo, la única preocupación no es mantener a la población mundial a salvo de los efectos más severos de la enfermedad sino también preservar la seguridad alimentaria de la población durante todo el tiempo que dure la crisis. El concepto de Seguridad Alimentaria requiere la concurrencia de dos factores: por un lado, la producción y disponibilidad de alimentos seguros y nutritivos, y por el otro, que pueda garantizarse el acceso de los individuos, los hogares y las naciones a los mismos (ver en FAO). Cuando pensamos en los commodities agrícolas como materia prima indispensable de tales alimentos, hoy la producción y disponibilidad es un hecho. Los esfuerzos deben dirigirse a garantizar que todas las personas del mundo y todas las naciones que no sean autosuficientes puedan acceder a los mismos. 

Este acceso a los alimentos depende necesariamente de la circulación de camiones, trenes, barcazas, buques, entre otros. Argentina, muy dependiente del flete camionero en el transporte de granos (cerca del 85% de los traslados se hace por esta vía) ha reportado inconvenientes puntuales en el paso entre jurisdicciones provinciales o en algunas localidades puntuales donde se impidió el tránsito. Además, el cierre de restaurantes, hospedajes, etc., por momentos dificultaba el desarrollo normal de la actividad. Los mismos problemas se verifican en muchos otros países como ser hoy Estados Unidos, la Unión Europea, entre otros. Sin embargo, las autoridades del Gobierno Nacional argentino han dictado normativas para que la producción, industrialización, el transporte y la logística de los productos agropecuarios -base para la industria alimentaria- estén asegurados, no sólo para su población sino también para sus clientes externos, los que son satisfechos a través de nuestro comercio exterior. Los Gobiernos Provinciales se han alineado con este objetivo buscando garantizar el tráfico de bienes de primera necesidad. 

No obstante, hay que reconocer que ésta es una situación extraordinaria, en la cual hay que tomar las máximas precauciones para asegurar la salud de la población, todo lo cual hace que controles y restricciones lógicamente lentifiquen -por el momento- el flujo normal de la mercadería, aunque se espera que las mismas se vayan superando con el paso del tiempo. Las mismas terminales portuarias, por caso, ajustaron los cupos camioneros con el fin de evitar cuellos de botella y con ello, que coincida un gran número de personas al mismo tiempo. 

Puede observarse en el cuadro que sigue que en la semana que coincide con el inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno Nacional se observó una baja concomitante en el ingreso de camiones para descarga de granos en las terminales portuarias de la zona del Gran Rosario, aunque en esta última semana la situación da señales de comenzar a normalizarse. Con más de 18.300 camiones reportados entre las 00:00 y las 06:00 entre el lunes y el viernes, el número resulta un 11% superior al ingreso de los 7 días anteriores y, si bien se encuentran por debajo del año pasado, es más alto que en los tres años previos, incluso a pesar que algunas lluvias en la semana podrían haber demorado las labores de cosecha en las localidades afectadas. 

Puede observarse, además, que conforme comienza a generalizarse la trilla de soja privilegiándola por sobre el maíz, se nota un cambio en la composición de las cargas en favor de la oleaginosa, tal como muestra el gráfico adjunto. 

Al mismo tiempo y en relación al resto de las facilidades logísticas para el comercio y la exportación, CIARA-CEC (Cámara de la Industria Aceitera Argentina y Centro de Exportadores de Cereales) ha comunicado en la semana que, si bien lógicamente pueden presentarse algunas demoras en el marco de la aplicación de medidas preventivas y de control, los 22 puertos de granos y subproductos del país se encuentran abiertos y operando con normalidad. Así, como mostramos anteriormente, se normalizó la recepción de granos en todos los puertos y plantas de transformación de granos para exportación y el país está cumpliendo con los embarques pactados en tiempo y forma. Para continuar maximizando los cuidados con el fin de proteger la salud de las personas que prestan servicios para la exportación de granos a la hora de recibir buques de países con casos positivos de COVID-19 se implementaron medidas preventivas y de control con el Gobierno Nacional y las autoridades nacionales e ingresan a los puertos.

En relación a los embarques, pueden observarse en el primero de los gráficos que sigue que, según consta en la información de buques zarpados en marzo desde los puertos de todo el país, la carga en volumen tanto de los principales productos del complejo soja (poroto, harina y aceite) como de maíz se ubicó por detrás de los registros de exportación de marzo 2019, aunque en el segundo caso se trata aún del segundo mayor volumen en la historia argentina para este mes. El trigo, en tanto, registró embarques superiores al mismo mes del año anterior.

Si miramos ahora la carga en buques programadas al cierre de marzo de cada año para el mes de abril, encontramos que aún se mantiene relativamente bajo el volumen dispuesto para el complejo sojero, pero en el caso del maíz se espera hoy un mayor volumen de despacho en relación a los dos años anteriores. Para el trigo, en tanto, ya dejados atrás los meses más activos post cosecha se prevén despachos en línea con los años anteriores.

Respecto a los embarques de soja, vale notar que formalmente la campaña se inició recién en el día de ayer. Es de esperar que los despachos al exterior crezcan en volumen de la mano de la generalización de las labores de cosecha. Al mismo tiempo, el clima seco y las altas temperaturas de fines de abril y principios de marzo ha arrebatado el grano notándose en la zona más afectada (desde Rosario hacia el oeste) una mayor incidencia del grano verde que alcanza el 10%, 20% y hasta 50% en algún lote puntual, según reportó GEA-BCR esta semana. Además, para el movimiento de buques desde el Up River rosario será un tema a seguir con atención la altura del río que, a consecuencia de la falta de lluvias sobre el sur de Brasil, ha registrado una baja en las últimas semanas.

En resumen, si bien se requirieron algunos ajustes en los engranajes de la cadena logística del agro para cumplir con las entregas pactadas al mismo tiempo que se extreman los cuidados de la salud de las personas involucradas, las empresas exportadoras, los productores, los acopios y cooperativas, corredores, transportistas, laboratorios, comerciales, etc.,  vienen trabajando con el máximo esfuerzo para proveer alimentos. 

Argentina, a través de los millones de personas que directa e indirectamente conforman cada eslabón de la cadena agroindustrial, asume así el compromiso de erigirse como un proveedor confiable para todo el mundo, colaborando con el derecho humano a la seguridad alimentaria en este tiempo aciago que nos toca atravesar.