Con hondo pesar la Bolsa de Comercio de Rosario a través de las palabras de su Vicepresidente 1º, Victor A. Cabanellas, despidió el miércoles 3 de setiembre los restos mortales del ex Presidente Federico E. Boglione en el Cementerio El Salvador.

Palabras del vicepresidente de la Bolsa en el sepelio del Sr. Federico E. Boglione

Una figura excepcional entra en la historia de Rosario. El nombre de Federico Boglione será un jalón del acontecer rosarino y un hito al que resultará difícil dejar de referirse para entender la vida empresaria de la ciudad y su región.

Este hombre que despedimos encarnó en vida el arquetipo del empresario. Dirigente por naturaleza, luchador infatigable, hombre de convicciones y siempre comprometido con la ciudad que lo vio nacer y con sus instituciones.

Continuando una tradición familiar, desde joven le tocó la responsabilidad de tomar las riendas de la Fábrica de Aceites Santa Clara, a la que expandió y proyectó a nivel nacional e internacional. Ésta, la industria aceitera, fue su primer amor. Posteriormente emprendió nuevos desafíos en la producción agropecuaria y en la industria láctea.

En este nuevo rubro, su carácter emprendedor lo llevó a escoger una planta paralizada, reflotarla, e impulsarla a los primeros planos del sector lácteo. Pero no se conformó con crear nuevas fuentes de trabajo en la zona, sino que se preocupó por sus obreros y sus familias y por el progreso de la ciudad que rodeaba la empresa. Nogoyá siempre lo recordará entre sus hombres dilectos.

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Ahora, en nombre de Jorge Weskamp, ausente transitoriamente del país, quiero expresar el pesar de la Bolsa de Comercio de Rosario por quien fue un gran Presidente de la Institución durante tres períodos.

Ingresó como socio en 1962, ocupó la Presidencia de la Cámara de Aceites Vegetales y Subproductos ininterrumpidamente desde 1975 hasta 1982. Fue Director del Mercado a Término desde 1981 al 87. Formó parte del Consejo Directivo de la Bolsa hasta llegar a Presidente en el período 1988/89. Luego de un paréntesis, fue electo nuevamente en el cargo en 2001 y permaneció como Presidente hasta fines del 2005. Como en todos los aspectos de su vida, Federico puso en la Bolsa toda su pasión.

Su gestión será recordada como una época de articulación de la Bolsa con las políticas municipales y provinciales, y por la proyección de esta Bolsa a nivel nacional.

Fue impulsor de la Región Centro. En un memorable encuentro en su estancia “El Embrujo”, cercana a la localidad de El Fortín, en el 2002, convenció a sus pares de las Bolsas de la región y a sus Gobernadores para trabajar juntos en el relanzamiento de la Región Centro.

Era un líder nato. Su voz era escuchada con atención e interés. Siempre se interesó por rodearse de gente joven, para formarla y darle oportunidades de crecimiento.

Federico no sólo dejó una impronta incomparable en los destinos de la Institución, sino que, con enorme generosidad, nos enseñó y marcó el camino a quienes hoy nos toca seguir sus pasos en la conducción de la misma. Su forma de ser, tan abierta y sencilla, y su trato considerado con todos, harán que todos los integrantes de la Bolsa de Comercio de Rosario, tanto socios como funcionarios y personal en general, lo recuerden con inolvidable cariño y respeto.

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Freddy: Batallaste a brazo partido contra tu enfermedad y la derrotaste tantas veces como te lo propusiste. No eras hombre de postergar tu vida familiar o tus proyectos por una dolencia. Ahora tendrás la paz y tranquilidad que tanto merecías.

Tu muerte nos conmueve, como nos sacude todo aquello a lo que no le encontramos una explicación lógica. Pero nos dejás el ejemplo, las enseñanzas y como dijimos el camino marcado, y podemos decir que fuimos “unos privilegiados”, todos los que de alguna manera compartimos parte de nuestras vidas con vos. Todos los hombres de la Bolsa y entidades adheridas acompañamos en este momento difícil, y siempre a su querida esposa Sylvina, sus hijos Federico, Silvinita y Atilio.

Y a vos Freddy, nosotros, tus amigos, no te despedimos, porque no es posible separarnos de una parte de nuestros corazones.