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Discurso completo del vicepresidente 1º de la Bolsa, Víctor A. Cabanellas, durante el Remate del Primer Lote de Soja


Luego de un paréntesis de un año, motivado por el conflicto del sector agropecuario que alteró drásticamente el funcionamiento del mercado de granos durante el 2º trimestre del 2008 y obligó a cancelar el Remate del año pasado, la Bolsa de Comercio de Rosario vuelve a convocar a este tradicional acto que marca el inicio simbólico de la comercialización de la soja en cada campaña.

No podemos ocultar que la circunstancia en la que transcurre este acontecimiento dista de ser la que todos los que integramos la cadena agroindustrial desearíamos para celebrar el comienzo del ciclo comercial del principal producto de nuestra balanza comercial.

En el último remate que efectuamos en abril de 2007 nos llenaba de satisfacción anunciar que la cosecha total de ese año agrícola nos colocaría en el umbral de los 100 millones de toneladas. Las vicisitudes que vivimos desde entonces nos arrastraron a una realidad tan distante de aquella que nos semeja una película de otra época.

Aunque no disponemos aún de cifras definitivas, seguramente la producción final 2008/09 de los cinco granos principales no superará los 65 millones de toneladas, lo que implica retrotraernos a guarismos de hace una década. ¿Qué sucedió para llegar este cuadro de situación? Como las penurias nunca vienen solas, parece que las adversidades se han ensañado en casi todos los aspectos que influyen sobre la producción: las condiciones climáticas, las caídas de los mercados mundiales, la política tributaria interna, las restricciones al comercio exterior, la pérdida de incentivos y la inarmónica relación entre los organismos del Estado y las entidades de la producción y el comercio.

El sector agroindustrial ha dado sobradas muestras de su dinamismo y competitividad en cada una de las cadenas que lo conforman, en particular la correspondiente a la producción, procesamiento y comercialización de granos, constituyéndose en pilar del crecimiento económico, el empleo, el desarrollo regional y la generación de excedentes comerciales y recursos fiscales.

Estas características ubican a la Argentina en un lugar envidiable para enfrentar las difíciles circunstancias en que se encuentra inmersa la economía mundial. Las ventajas comparativas del país, sumadas a las innovaciones introducidas por cada uno de los eslabones de la cadena, nos ponen en una situación estratégica para aprovechar las interesantes oportunidades que el mercado de los alimentos ofrece para el desarrollo económico en las próximas décadas. Sin embargo, al mismo tiempo que brinda oportunidades, ese mercado internacional plantea grandes desafíos dado el alto grado de competitividad que lo identifica.

Para lograr un crecimiento sustentable no basta con la dotación de ventajas comparativas naturales y de empresas modernas y competitivas, si no se cuenta, además con un marco de políticas públicas orientadas a promover la inversión y el desarrollo de las instituciones y entidades que contribuyen a un eficiente desempeño de los mercados. Hoy no se concibe un Estado ausente de la agenda competitiva de las naciones.  Menos aún, un Estado que desincentive a la producción y genere interferencias comerciales que alteran el desempeño de los mercados y le quitan transparencia y previsibilidad.

La inestabilidad de las normas, la inseguridad jurídica y las intervenciones innecesarias y traumáticas en autorizaciones de ventas al exterior han aportado confusión e incertidumbre, han aumentado notablemente los costos de transacción y han repercutido en diferencias de precios excesivas entre las cotizaciones FOB en los puertos argentinos y las correspondientes a los países competidores, comenzando a erosionar la imagen de Argentina como un proveedor fiable de productos básicos para la dieta de la población mundial.

Visiones erróneas y cortoplacistas han conducido a políticas económicas desacertadas que castigan a las exportaciones con impuestos insostenibles, o con limitaciones o restricciones cuantitativas. A veces nos interrogamos si esas visiones están motivadas únicamente por un afán recaudatorio o deben interpretarse como un posicionamiento contra los sectores más eficientes.

Lo cierto es que tales actitudes no sólo conllevan un desaprovechamiento de las oportunidades que los mercados internacionales ofrecen a nuestro país, sino que implican un desaliento para quienes arriesgan e invierten. Y eso se trasluce, más temprano que tarde, en desestímulos a producir y en inevitables caídas de la oferta. Tales, por ejemplo, los casos del trigo, el maíz, la hacienda vacuna y la leche.

Con este escenario, las proyecciones de siembra de cereales para la nueva campaña próxima a iniciarse no pueden estar sino marcadas por un gran escepticismo. Institucionalmente, hemos sostenido repetidas veces la necesidad de establecer un programa de reducciones graduales y progresivas de los derechos de exportación, y avanzar en el diseño de un nuevo sistema tributario simple, transparente y equitativo, en el que se supriman los impuestos distorsivos.

Además, sorprende y contribuye a aumentar la incertidumbre en la toma de decisiones, la demora en la publicación de estadísticas, informes y estimaciones por parte de la Secretaría de Agricultura y de la ONCCA. Estamos convencidos que la difusión de información sobre las cuentas nacionales tiene el carácter de bien público, y como tal debe garantizarse el acceso a ella, como forma de transparentar los actos públicos y facilitar la planificación y la toma de decisiones privadas racionales en beneficio del país. La supresión o el retaceo de datos sobre estimaciones de siembra y producción, o sobre estadísticas de existencias, compras o ventas al exterior, sólo provocan incredibilidad y desconfianza, y le quitan a la información pública su función de nivelar las bases a partir de las cuales todos los agentes económicos pueden tomar sus decisiones comerciales.

Los cambios introducidos en el régimen de cartas de porte para el transporte automotor de granos constituyen otro ejemplo de intervenciones desarticuladas de la realidad. Se han incorporado tantos requisitos y complejos procedimientos de autorización y control que el transporte y la logística en general podrían verse trabados al punto de generar un caos en el traslado de los cereales y oleaginosos a los puertos y centros de consumo.

Por otro lado, hace pocos días nos anoticiamos que el gobierno nacional excluyó a la soja del régimen  de importaciones temporarias. Este régimen, largamente reclamado por la Bolsa y por la industria aceitera, fue autorizado en el año 2006, permitió importar soja de países limítrofes para su procesamiento y posterior reexportación y favoreció una mayor utilización de la capacidad instalada de las fábricas nacionales. Precisamente en un año en que la cosecha argentina de la oleaginosa ha declinado por cuestiones climáticas, las autoridades suprimen esta alternativa, alegando que de tal manera se protegerán los ingresos de los productores nacionales.

Los perjuicios de esta desafortunada decisión los soportarán la industria nacional, sus trabajadores y el propio fisco que verá mermados sus ingresos por derechos de exportación sobre el valor agregado local.

Como Bolsa nos inquieta que las sucesivas disposiciones oficiales que enmarañan el desenvolvimiento del comercio de granos, terminan conspirando contra la afluencia de operaciones a los mercados de concentración, que son el ámbito natural de formación de los precios. Se resienten los contratos de futuros y opciones, los negocios forward y otras modalidades operativas desarrolladas a lo largo del tiempo. En la medida que nuestro mercado pierda volumen, la representatividad y transparencia de sus cotizaciones pueden verse alteradas, afectando a la comunidad de negocios que actúa en la Bolsa, a toda la cadena de comercialización y, particularmente, a los productores.

Señores, las adversidades climáticas significan sin duda un duro golpe para la producción, pero constituyen contrariedades con las que el hombre de campo está acostumbrado a enfrentarse. Lo que no se concibe es la mezquindad de acciones políticas integrales y coherentes que posibiliten devolver el mínimo de confianza que el empresario requiere para no dejarse arrastrar por las circunstancias adversas.

En el orden provincial, destacamos la gestión del señor Gobernador reclamando la suspensión de las retenciones a las exportaciones que tanto daño han causado a la economía santafesina. Sin embargo, deberían precisarse algunas propuestas para superar la crisis que fueron elevadas hace pocos días a la Presidenta de la Nación. En particular, la sugerencia de apelar a mayores medidas proteccionistas para enfrentar los problemas de balanza comercial, la de incrementar la intervención en la economía mediante nuevos instrumentos financieros. En este sentido, estamos convencidos de que un mayor proteccionismo, lejos de obrar como defensa, sólo contribuirá a profundizar nuestro aislamiento de los flujos comerciales y financieros internacionales, a contrapelo de lo resuelto por los líderes mundiales en la reunión del G-20.

Creemos que, para alumbrar una salida a las dificultades y sentar las bases de la recuperación, se requieren actitudes de grandeza y desprendimiento, capaces de renovar la confianza en las instituciones y abrir instancias que hagan posible el diseño de soluciones de manera consensuada. Posiblemente sea éste uno de los aspectos más críticos del presente. Todos debemos asumir una cuota de responsabilidad para superarlo: cada uno en la medida de sus posibilidades, obrando con visión de largo plazo, deberá efectuar los aportes necesarios, con propuestas, participación y compromiso en los diversos ámbitos políticos y económicos para revertir esta situación y aprovechar la oportunidad histórica que brindan los mercados internacionales.

Señores: El acto de subasta del Primer Lote de Soja encierra el propósito de homenajear a todos los protagonistas del ciclo productivo-comercial, personificados en quienes serán los actores de este remate.

Nuestras felicitaciones, entonces, a la empresa El Sol Agropecuaria SRL, de Villa María, que produjo este lote en la provincia de Córdoba, y a la firma corredora Grimaldi Grassi S.A. que colaboró para el pronto arribo a esta plaza de la partida y que tomará a su cargo el remate.

Asimismo, nos acompaña un representante del Grupo La Redención – Sofro, productores del primer lote de soja de la campaña anterior, cuyo remate no pudo concretarse por las razones enunciadas, y la firma corredora Enrique Zeni y Cía. S.A. que participó en su canalización comercial. A ellos también testimoniaremos nuestro reconocimiento.

Gracias por último al señor Gobernador de Santa Fe, al señor Intendente de Rosario, a los señores legisladores, al Ministro de la Producción de Santa Fe y a las autoridades oficiales y representantes de entidades privadas que nos acompañan y distinguen con su presencia.