Internacional

La pandemia del Covid-19: impacto en las relaciones sino-latinoamericanas. El caso argentino

Jorge E. Malena
El trabajo que sigue a continuación tiene por objetivo el análisis de la cooperación sino-latinoamericana, poniendo énfasis en el vínculo sino-argentino y la resultante cooperación ante la pandemia.

 

Introducción

Hay acontecimientos no políticos que pueden conectarse por su escala con el sistema internacional e incluso afectarlo. La República Popular China (en adelante RPCh) se ha erigido como un polo de cooperación global. Debido al papel proactivo de China a la hora de proporcionar ayuda, la pandemia ha estimulado la reflexión sobre la posición de la RPCh en el escenario internacional. Ello impacta en los países latinoamericanos, los cuales -por ubicación geográfica, historia y cultura política- son parte de la esfera de influencia de los Estados Unidos (en adelante EE.UU.).

Desde el mes de marzo 2020, la mayoría de las naciones latinoamericanas ha recibido ayuda de China para hacer frente a la pandemia del Covid-19, en materia sanitaria y médica[CB1] . La RPCh se ha destacado en el concierto de naciones por la cooperación brindada, a pesar de que algunos analistas en Occidente hayan expresado que China está utilizando su experiencia sanitaria y equipamiento médico como herramientas de poder blando en América Latina, desarrollando una “diplomacia de mascarillas” (Li y Mc Elveen, 2020). China ha refutado este concepto haciendo uso del término “Ruta de la Seda de la Salud” (Ministerio de RR.EE. de la RPCh, marzo de 2020).

El trabajo que sigue a continuación tiene por objetivo el análisis de la cooperación sino-latinoamericana, poniendo énfasis en el vínculo sino-argentino y la resultante cooperación ante la pandemia. Tras ello, se presentará una mirada sobre el devenir del sistema internacional y del lazo bilateral, tanto a nivel subcontinental como nacional.

 

La Geopolítica del Virus – su Impacto en los Lazos Sino-latinoamericanos

América Latina se ha convertido en uno de los focos de la disputa estratégica entre EE.UU. y la RPCh. Esto obedece a que el crecimiento económico y protagonismo político de Beijing redundó en una fluida vinculación con una región que históricamente ha sido parte de la esfera de influencia de Washington. El ascenso de China hizo posible que América Latina estrechara vínculos con el gigante asiático, gracias a la existente complementariedad: la economía china necesita alimentos y energía para proseguir su desarrollo, mientras que el subcontinente es rico en commodities, pero carece de capital y tecnología. Además, muchas empresas chinas, habiendo alcanzado un exceso de capacidad en su mercado interno, ahora tienen la instrucción de invertir en el exterior.

Frente a esta realidad, Washington no se ha quedado cruzado de brazos. El Secretario de Estado de los EE.UU., Mike Pompeo, advirtió sobre los “peligros” de la expansión de China en la región, la que calificó de "actividad económica depredadora" (New York Times, 2018). Luego, Kimberly Breier, subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, en un discurso ante el Council of the Americas, se refirió a China como un actor que “se aleja con demasiada frecuencia de los estándares internacionales de respeto por la transparencia, anticorrupción, sustentabilidad financiera, derechos laborales, protección ambiental y comunidades locales”, y -cuando lo hace- “sus prácticas turbias dan cabida a corrupción, erosión de la gobernanza y desafío de la soberanía estadual” (Americas Society, 2019).

En este sentido, el informe emitido por la Casa Blanca en mayo del corriente año titulado “United States Strategic Approach to the People’s Republic of China”, afirmó que “las políticas de los EE.UU. están diseñadas para proteger nuestros intereses y empoderar a nuestras instituciones, para resistir el comportamiento maligno del Partido Comunista de China” (Presidencia de los EE.UU., mayo de 2020).

A pesar de estas críticas, es una realidad que Washington se ha desentendido de América Latina y, por ello, ha perdido presencia en el subcontinente. Sólo ahora, con el anuncio de colocar a un ciudadano estadounidense a la cabeza del Banco Interamericano de Desarrollo (quebrando una fórmula tradicional establecida desde el origen del BID: sede en Washington, pero conducción por un latinoamericano) asoma una política de retorno, aunque con tintes confrontacionales complejos.

Mediante políticas proteccionistas y la postergación de acuerdos de comercio, la Casa Blanca ha contribuido con que tomen la delantera en materia de acuerdos con la región no sólo China sino también la Unión Europea (en adelante UE). Pero la influencia de China en el subcontinente no es solo económica, ya que Beijing también procura la adhesión a la iniciativa “la Franja y la Ruta” junto a la adopción de sus tecnologías nucleares y de 5G. Estos desarrollos tienen una profunda influencia estratégica, debido a que difieren de los intereses estadounidenses.

La pandemia del Covid-19 ha convergido con la tensión Washington-Beijing registrada desde el año 2017. Se ha conformado una suerte de “geopolítica del virus”, que ha impactado en los gobiernos del subcontinente. Los mismos, tienen ante sí el desafío de hacer frente a los efectos sanitarios y económicos de la pandemia, al cual se le suma el dilema de cuál postura internacional asumir: priorizar la alianza tradicional con Washington, hacer prevalecer la creciente vinculación con China, adoptar una política exterior equidistante de ambos polos, o “jugar las dos cartas”.

 

 

El Contexto Regional: la Cooperación Sino-Latinoamericana

Para centrarnos en los hitos del último lustro, cabe destacar que en enero de 2015 el presidente de la RPCh, Xi Jinping, participó en Beijing con líderes y cancilleres del subcontinente de la Primera Reunión Ministerial del Foro China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (en adelante CELAC). En el encuentro, ambas partes acordaron un plan de cooperación quinquenal abarcativo de la política, la seguridad, el comercio, la inversión, las finanzas, la infraestructura, la energía, los recursos, la industria, la agricultura, la ciencia y los intercambios entre personas (Ministerio de RR.EE. de la RPCh, 2015).

En el año 2016 Beijing emitió su segundo Libro Blanco sobre las relaciones con el subcontinente, en el cual declaró que busca fortalecer la cooperación sobre la base de "igualdad y beneficio mutuo" en varias áreas clave, incluidos intercambios y diálogos, comercio e inversión, agricultura, energía, infraestructura, industria e innovación tecnológica (Ministerio de RR.EE. de la RPCh, 2016).

En una segunda reunión ministerial del Foro China-CELAC celebrada en enero de 2018, ambas partes acordaron un plan de cooperación actualizado que se extiende hasta el año 2021. China también invitó a los países latinoamericanos a participar de su iniciativa “La Franja y la Ruta”, la cual se centra en el desarrollo de la infraestructura en varias regiones alrededor del mundo. A fines de junio de 2020, diecinueve países latinoamericanos y caribeños han adherido a la Iniciativa (Congressional Research Service, 2020).

El comercio total entre China y América Latina aumentó de US$ 17 mil millones en 2002 a casi US$ 315 mil millones en 2019. Las compras de la RPCh de bienes de América Latina y el Caribe ascendieron a casi US$ 165 mil millones en 2019, lo cual representa casi el 7,9% de las importaciones totales de China. Las exportaciones de la RPCh a la región en 2019 llegaron a US$ 142 mil millones, lo cual representó el 6% de las ventas totales de China (Congressional Research Service, 2020).

La RPCh se ha convertido en el segundo socio comercial de Latinoamérica y en los casos de Brasil, Argentina, Chile y Perú ha superado a EE.UU. en ese ránking. En materia financiera, los préstamos de China al subcontinente (principalmente para proyectos de energía e infraestructura), ha superado las cifras brindadas por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Dicha asistencia para el desarrollo brindada por Beijing ha permitido el acceso a financiamiento crítico a gobiernos con escasez de reservas y altamente endeudados, que deben hacer frente a la demanda social de carreteras pavimentadas, transporte público moderno y mejores servicios (Angelo y Chavez, 2020).

Las inversiones de la RPCh en América Latina y el Caribe durante el período 2005-2019 ascendieron a US$ 130 mil millones. Los proyectos en el sector energético representaron el 56% de todas las inversiones, mientras que los destinados a metales y minería representaron el 28%. La inversión china en proyectos de construcción en la región alcanzó la cifra de US$ 61 mil millones, la cual estuvo destinada a infraestructura para energía en un 53% y para transporte en un 27% (Congressional Research Service, 2020).

En materia de finanzas, entidades chinas tales como el Banco de Desarrollo y el Export-Import Bank, se han convertido en los mayores prestamistas de los Estados latinoamericanos. Los préstamos acumulados ascendieron a US$ 137 mil millones entre 2005 y 2019, siendo Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina los principales receptores. La mayoría de los préstamos (67%) han sido para proyectos de energía, mientras que un 20% ha sido para proyectos de infraestructura. Tales préstamos normalmente tienen términos menos estrictos, sin condicionamientos políticos ni pautas ambientales rigurosas, si se los compara con los préstamos de las principales instituciones financieras internacionales (Congressional Research Service, 2020).

 

 

Los Lazos entre China y la Argentina – Cooperación durante la Pandemia

A partir del año 2007 se registran crecientes inversiones chinas en diversas áreas de la economía argentina, tales como la energía solar, inyectando más de US$ 17.000 millones. Y desde el año 2014, la RPCh y Argentina se reconocen mutuamente como “socio estratégico integral”, lo cual se refleja en las consultas y cooperación existentes en asuntos internacionales, científicos y de defensa. (Diálogo Inter Americano, 2019).

En materia comercial, China también es el principal importador de soja y carne argentina. China se convirtió en abril de 2020 en el principal socio comercial de la Argentina, dejando en segundo lugar a Brasil. En ese mes Argentina exportó US$ 509 millones a China –soja y carne especialmente-, más de 50% por encima del mismo mes del año 2019 (mientras que las exportaciones a Brasil fueron de US$ 387 millones, lo cual evidencia una caída de 57,3% respecto del mismo período en el año 2019) (Megatrade Virtual, 2020)[1].

Los principales productos de intercambio son, del lado argentino, los agropecuarios. Según Emma Fontanet de la fundación ICBC, se vende a China vaca compensada, en contraposición al novillo o los cortes de lomo, más carne aviar (pollos). Por su parte, se compra a China principalmente tecnología: celulares, grupos electrógenos, dispositivos, semiconductores, máquinas automáticas y químicos (Bestani, 2020).

Luego de la detección del brote de Covid-19 en China, el presidente Alberto Fernández se comunicó con el presidente de la RPCh, Xi Jinping. El jefe de Estado argentino ofreció su apoyo a China. En marzo, el mandatario chino le respondió al presidente Fernández, alentando una profundización de los vínculos entre ambos Estados. A mediados de dicho mes, el embajador Zou Xiaoli chino visitó al presidente Alberto Fernández para acercarle un ofrecimiento en forma de donación de barbijos, indumentaria de protección antiparras, guantes, kits de reactivos rápidos y cámaras térmicas (Télam, 17/3/20).

Por su parte, EE.UU. expresó su interés por asistir a la Argentina: un funcionario de su embajada en Buenos Aires expresó a mediados de marzo: "Planeamos esta semana poner fondos a disposición de las autoridades argentinas para combatir el coronavirus", (Reuters, 2020).  Hacia mediados de junio, la asistencia brindada por los EE.UU. a la Argentina en la lucha contra la pandemia, fue por un valor de US$ 300.000, destinada a refugiados y comunidades de acogida (US Aid, 2020).

El canciller argentino Felipe Solá el 13 de abril elogió a China, al recibir insumos sanitarios, los cuales estaban rotuladas con las banderas chinas y argentinas y una cita en ambos idiomas tomada del poema argentino "El Gaucho Martín Fierro" de José Hernández, en alusión a la hermandad entre ambos pueblos (Clarín, 2020). Se previó que China otorgaría por medio de tres envíos 53.500 kits de reactivos; 405 mil barbijos médicos; 14 mil trajes de protección; 20 respiradores; 2.500 guantes; 2.000 antiparras; 700 termómetros; 1.000 cubiertas de zapatos; y 2 sistemas termográficos (Observatorio Sino-Argentino, mayo de 2020).

Durante abril, mayo y junio, prosiguió la cooperación sanitaria y médica para hacer frente a la pandemia. Según el Embajador Guillermo Justo Chaves, Jefe de Gabinete de la Cancillería Argentina, la colaboración se concretó a través del envío de suministros e insumos médicos, la realización de videoconferencias compartiendo experiencias médicas entre diversas autoridades y expertos, y la facilitación para que Aerolíneas Argentinas pudiera llevar a cabo la operación inédita de vuelos a Shanghai en busca de insumos y el traslado de ciudadanos argentinos y chinos a Shanghai (Dangdai, 2020).

En tal sentido, cabe mencionar que al 1° de junio se habían realizado diecisiete vuelos especiales a Shanghai, planeándose quince más para el resto del mes de junio. Los vuelos trajeron a la Argentina reactivos, tests de detección, máquinas para fabricación de barbijos, escudos faciales, trajes de protección y de aislamiento, respiradores, guantes de protección, termómetros infrarrojos, termómetros, barbijos, antiparras, etc. Todos los insumos tuvieron diferentes destinatarios a nivel tanto nacional como provincial, incluyendo a instituciones médicas especializadas, por un total de 280 toneladas de material, a las que deben sumarse otras 10 toneladas de donaciones de entidades chinas[2] a contrapartes argentinas (Dangdai, 2020).

El gobierno de la Provincia de Buenos Aires informó el 5 de junio que zarparon dos barcos desde Shanghai con treinta y tres contenedores, con insumos. Dicha carga representó lo que pueden trasladar quince aviones, lo cual evidencia la magnitud del material sanitario y médico proveniente de China (Salud Buenos Aires Provincia, junio 2020). A posteriori, el Ministerio de Defensa de Argentina informó el arribo de un cargamento con material sanitario donado por la RPCh, destinado al cuidado del personal de sanidad militar (Infodefensa.com, junio 2020).

 

 

Perspectivas de la Relación Bilateral Post Pandemia

Para la mayoría de los países latinoamericanos, sus dos principales socios son los EE.UU. y China. Para este año, se espera que la economía de EE. UU. se contraiga 5,9%, mientras que la economía china crecería 1,2%, cifra precaria para los niveles económicos chinos pero igual base positiva para una reactivación en el 2021.

Según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el PIB del subcontinente registrará una contracción de -5,3%, la peor caída desde la crisis de 1929. También se prevé que las exportaciones se desplomen en un 15%. La combinación de comercio ralentizado, caída en los precios de commodities y una relación tensa entre acreedores y deudor, podría redundar en que algunos países de la región busquen de manera urgente asistencia económica en el exterior (Caballero, 2020).

Pese al fuerte impacto que tendrá el Covid-19 en la economía latinoamericana, algunos visualizan una recuperación por medio del comercio con China. Santiago Bustelo, investigador del Centro de Estudios Argentina-China de la Universidad de Buenos Aires, expresó en abril del corriente que “pese a la paralización económica y logística a la que ha conducido globalmente la Covid-19, es posible ser optimistas”. Argumentó como fundamento “el restablecimiento de la actividad industrial en China y su continua demanda sobre los productos que América Latina exporta” (China Hoy, 2020).

Con respecto al caso específico del comercio sino-argentino, el investigador agregó “el país continuará demandando los productos de la región. De hecho, es posible observar que las exportaciones de varios países de América Latina hacia China han aumentado en el primer trimestre del año... como (el caso de) la exportación de carnes argentinas” (China Hoy, 2020).

Existe asimismo el interrogante sobre si, a raíz de la crisis, el gobierno de la RPCh continuará apoyando la internacionalización del capital chino con el ímpetu con que lo ha hecho hasta ahora, o si el poder financiero del Estado chino se reorientará hacia el mercado interno. Mauricio Santoro, el profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, considera que la presencia económica china aumentará en América Latina, debido a que los otros grandes socios económicos del subcontinente (EE.UU. y la UE) “se dirigen a una gran recesión ... y América Latina está marchando hacia una crisis económica muy grave”. Por ello, “China puede ser el proveedor del comercio, la inversión y la ayuda sanitaria que tanto se necesitan” (South China Morning Post, 2020).

El académico ecuatoriano de origen taiwanés Po Chun Lee va más allá en el análisis y argumenta que "China tiene la oportunidad del siglo en América Latina y el Caribe, porque la mayoría de los países desarrollados están planeando una desinversión en sus operaciones en el exterior y se preparan para repatriar sus cadenas de suministro". Según Lee, esta situación permitiría que la RPCh continúe expandiendo su influencia en el exterior, al ser “uno de los pocos países que puede ofrecer paquetes completos” (v.g. financiación, construcción y mantenimiento de proyectos de infraestructura) (South China Morning Post, 2020).

No obstante, el subcontinente necesita disminuir las brechas en infraestructura e integrarse físicamente, para utilizar corredores comerciales que lo conecten con los mercados del Asia Pacífico. En ese aspecto, Latinoamérica puede hacer coincidir sus necesidades con el interés chino por desarrollar y financiar obras de infraestructura –esencia de la iniciativa “la Franja y la Ruta”- (Caballero, 2020).

 

 

El Caso de la Argentina: Nuevas Oportunidades

Que China sea el principal socio comercial de Argentina puede sostenerse en el tiempo, dado que la RPCh tiene una mayor capacidad de financiamiento de las exportaciones argentinas que Brasil. Uno de los mayores desafíos lo constituye las posibilidades de exportar a China de aquellas empresas que poseen una menor escala. En palabras de la citada especialista Emma Fontanet, hay oportunidades en los mercados de nicho. Para abordarlos, se requiere la asociatividad entre las compañías, a partir del establecimiento de consorcios de exportación (Bestani, 2020).

A la Argentina se le ha presentado una oportunidad de negocios con China, a partir de la aplicación a Australia de un arancel de importación de 80,5% a la cebada de ese origen, el cual la deja totalmente fuera de mercado para los importadores chinos. Además, la RPCh dejaría de importar vinos australianos. A ello se une el hecho de que, a mediados del mes de mayo, China suspendió la importación de carne vacuna de cuatro establecimientos australianos por problemas sanitarios (Consejo Argentino-Chino, 2020).

Otra posibilidad que se le ha presentado a la Argentina es que, debido a que la pandemia trajo como efecto positivo una mayor demanda de vitamina C entre los consumidores chinos, concluyeron el 10 de junio del corriente los trámites para habilitar la exportación de jugos argentinos (tras 20 años de intensas negociaciones). La empresa Citric, con sede en la provincia de Tucumán (centro-norte del país) comenzará a exportar jugos de fruta a la RPCh. Desde la empresa esperan en los próximos años exportar un 5% de su producción total, de la cual más de la mitad iría a China (Observatorio Sino-Argentino mayo 2020).

Asimismo, a pesar de que las ventas de carne porcina también se ven afectadas por la baja de precios (experimentando caídas de hasta un 30%), el déficit chino en este sector a causa de la gripe porcina abre otra oportunidad para incrementar la exportación argentina. El gobierno tiene planes para que por medio de un nuevo memorándum con China se pueda elevar el total exportado, que el año pasado fue de 1.000 toneladas (Observatorio Sino-Argentino mayo 2020).

 

 

Reflexiones finales y Prospectiva

China, a partir de la campaña de cooperación internacional que llevó a cabo, se erigió como el líder de la lucha mundial contra la pandemia. Ello nos invita a reflexionar sobre si la pandemia, además de ser un desastre humanitario, ha sido un punto de inflexión geopolítico. La crisis generada por el Covid-19 ha puesto en el centro de la atención mundial a los modelos políticos, económicos y sociales de los EE.UU. y China, de allí que sea natural que surja el interrogante sobre cómo y cuándo podría tener lugar una transición hacia un nuevo orden mundial que implique el traslado del poder internacional hacia China.

Con respecto a la relación sino-latinoamericana, más allá del debate que existe en algunos medios periodísticos y académicos respecto de si la RPCh constituye un “nuevo colonizador” o es una fuente vital de capitales y tecnología, una cosa es cierta: Washington no renunciará al control de su “patio trasero” sin resistirse. Por ello, en el subcontinente seguiremos escuchando expresiones como las de Mike Pompeo en 2018, Kimberly Breier en 2019 o del Informe “United States Strategic Approach to the People’s Republic of China” de 2020.

A América Latina se le presenta un desafío estratégico de grandes proporciones, como subcontinente ubicado en la intersección de los caminos que transitan un hegemón que desatiende las relaciones con sus vecinos y una potencia en ascenso.

Para la Argentina, existe una particularidad en la relación económica con EE.UU. y con China. En el primer caso, el énfasis se ubica en el campo financiero, debido a que el grueso de nuestro endeudamiento externo es con el país del Norte; mientras que en el segundo caso el acento está puesto en el comercio, dado que China se ha convertido en el principal destino de nuestras exportaciones.

Si consideramos nuestra tradición diplomática, cultura política, intereses económicos y demandas coyunturales, lo más beneficioso para nuestro país sería mantener lazos fluidos con ambas potencias, practicando una pragmática equidistancia.

 

 

[1] La balanza comercial brasileña con Argentina se vio afectada en el rubro automotriz, el cual lidera el intercambio bilateral. El motivo es que, por la pandemia, unos 10.000 vehículos brasileros quedaron retenidos en la frontera binacional, esperando autorización para su ingreso a la Argentina (Megatrade Virtual, 2020).

 

[2] Tales como Envision Energy, Cofco International Argentina SA, Bank of China Argentina, China Communications Construction Company, Fundación Mamut de Shenzhen y BGI Group.